El estado caótico de Somalia al no contar con un gobierno central, sumado a la ubicación del país en el denominado Cuerno de África, han sido los factores que facilitaron el surgimiento de la piratería en aquel país. Desde la caída del gobierno a principios de los años 90, flotas extranjeras comenzaron a practicar la pesca ilegal en aguas somalíes, así como vertidos tóxicos y nucleares. Los piratas decidieron proteger la costa antes que la milicia se viera envuelta. Esta actividad comenzó a decaer tras el alzamiento de la Unión de Cortes Islámicas en 2006. Sin embargo, la piratería volvió a crecer luego que Etiopía invadiera Somalia en diciembre de ese mismo año.
Algunos de los piratas eran pescadores. Debido a las ganancias que obtienen a raíz de los secuestros, los piratas han recibido el apoyo de los “señores de la guerra", quienes facilitan este tipo de actividades a cambio de una parte de las ganancias Los piratas no causan daño a las víctimas de sus secuestros para luego poder exigir algún tipo de rescate a cambio
El reportero gráfico José Cendón fue en busca de las imágenes del conflicto bélico en Somalia y sus consecuencias. "África sigue ahí, suceden muchas cosas. Las tragedias más potentes, las guerras más cruentas de este siglo tienen lugar en África, un continente al que Occidente ha dado la espalda porque no tiene intereses económicos que le hagan volver la mirada hacia él", añade Cendón, quien realizó el reportaje ganador del premio Ortega y Gasset 2009 de fotografia durante sucesivos viajes efectuados a lo largo de 2007 y 2008. El fotógrafo no ha vuelto a Somalia después del secuestro que sufrió junto a un periodista de The Sunday Telegraph. "Fueron 40 días aburridos pero con momentos muy tensos en los que fuimos amenazados de muerte más de una vez". Con el paso de los años está convencido de que se pagó rescate y también de que no lo hizo el Gobierno español.
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