David Grossman (Jerusalén, 1954) ha sido distinguido por el reputado Premio de la Paz de los Libreros Alemanes por su compromiso literario y vital en la búsqueda de soluciones para Israel y sus convecinos, destacados por el jurado en la valoración novelística de este indagador de la condición humana amenazada, «cómo la espiral de la violencia, del odio y de los desplazamientos de la población del Cercano Oriente, no puede cesar más que por la escucha, por el paso atrás, por la fuerza de las palabras», buscando «salidas a una sociedad a caballo entre la libertad y la guerra». Víctima él mismo de la maquinaria que denuncia, Grossman perdió a su hijo Uri, de 20 años, que servía en una unidad de carros durante la reciente invasión del Libano.
"No creo en los finales felices al estilo de Hollywood, menos aún para el conflicto entre Israel y Palestina. Supongo que si nuestros dirigentes son inteligentes y valientes pueden alentar un acuerdo de paz, aunque sea doloroso para muchos. No será una paz perfecta, siempre habrá fanáticos que intentarán violentarla, pero será mejor que la situación actual."
"No escribo para liberarme del dolor. Solo busco entender mejor mi situación y crear un lugar para mí. Tal vez, ahora, soy un hombre más triste, pero volver a escribir es haber optado por la vida. Solo entiendo mi existencia a través de la escritura", confesaba tras la muerte de su hijo en 2006”.
Fuentes: Europa Press y El Universo
Foto de El País, autor desconocido.
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