La Revolución egipcia, que comenzó el 25 de enero de 2011, dio lugar a una ola de
expresión política y social, casi desconocida en el antiguo régimen, en forma
de grafitis y arte urbano. Los jóvenes artistas y activistas celebraron el
cambio con imaginación, humor y voluntad política, tomando las paredes de El Cairo y otras ciudades egipcias como un
lienzo.
Muestran desde los mensajes más simples escritos
a mano a través de plantillas y los retratos de los mártires, hasta los elaborados
murales de la calle Mohamed Mahmoud, que
cruza la plaza Tahrir, centro neurálgico de la disidencia. Estos murales son
algunos de los mejores ejemplos del movimiento de arte urbano que ha florecido
desde que comenzaron las protestas
contra Mubarak. El arte callejero ha demostrado ser un instrumento estridente
pero elocuente de la protesta.
Ganzeer, un
diseñador gráfico, creó este mural, en el que un tanque apunta a un
muchacho que monta una bicicleta y lleva
sobre su cabeza una gran bandeja de pan. Con el tiempo se
añadieron nuevas figuras al mural en respuesta a determinados sucesos como la 'masacre de Maspero', ocurrida en octubre de 2011, cuando las fuerzas de seguridad y el
ejército mataron a más de 25 coptos egipcios que protestaban pacíficamente por
la destrucción de una iglesia.
En la pared aparece un personaje
memorable -un oso panda panzón, con los hombros caídos y
una expresión melancólica -, pero que actualmente ha desaparecido bajo las
capas posteriores de pintura. Sin embargo, el Panda Triste, como testigo
resignado al caos imperante, ha aparecido en otros muros alrededor de El Cairo,
y se ha convertido en uno de los motivos visuales más reconocidos del arte callejero
del país. Su figura tranquila es un reproche a la violencia y a la
incertidumbre que han envuelto a Egipto desde 2011.
La
fotoperiodista Mia Gröndahl ha seguido y documentado el rápido cambio y
evolución del grafiti en el nuevo Egipto
desde sus inicios. Su trabajo lo ha recogido en el libro Revolution Graffiti. Street Art of the New Egypt. "Los
egipcios tienen una vieja herencia de expresarse en imágenes, por lo que no son
ajenos a la misma. Éstas se han convertido en una parte más en la lucha por
la libertad. Las pintadas recuerda a la gente que la revolución no ha
terminado todavía". The AUC Press
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