Imagen de la primera muerte documentada de un
inmigrante en el Estrecho, en la playa de Los Lances, en Tarifa, España.“Vi el cadáver
de un hombre de unos 25 años tirado sobre la playa, aún vestido y cubierto
parcialmente de arena y algas. Detrás, una barca. Desde entonces, esa foto me
persigue”. Ildefonso Sena
Este jueves se cumplen 30 años de aquella imagen, pero,
en realidad, aquel no fue el primer muerto. “Desde hacía semanas la Guardia
Civil venía alertando del avistamiento de cuerpos en el mar que no pudieron ser
recuperados”, explica el periodista Ildefonso Sena. Pero la suya fue la primera imagen, la
primera constatación real, tangible, de lo que empezaba a ocurrir. Después
vinieron muchas más. Y más. Y más… Y
siempre la misma pregunta, la misma sombra de duda. Si estos son los que
aparecen, ¿de cuántos ni nos habremos enterado?
Tantísimos muertos
en el mar, tantísimos desaparecidos en el desierto. Incontables tragedias
tragadas por la sal y la arena. Más de 6.700 personas murieron intentando
llegar a España en estos 30 años, fruto de la violencia y la represión en la
frontera y de un marco legal que les empuja a intentarlo por esta vía. Sin embargo, el peor naufragio de todos es el de una clase política europea sin el coraje
necesario para afrontar esta tragedia y una sociedad que, pasado el sobresalto
de la portada o el minuto de televisión, sigue mirando hacia otro lado.
Fuente: El País
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