martes, 9 de marzo de 2021

Circovid, el circo de las vacunaciones VIP

 


Una manifestante frente a la Casa Rosada en Buenos Aires a finales de febrero de 2021. Natacha Pisarenko

 

Los vacunatorios VIP (llamados en las redes sociales ‘Circovid’, remedando la canción “Circo Beat”, de Fito Páez) refuerzan la idea bien o mal extendida de que el acceso a la función pública no es para servir sino para servirse. Es indignante observar a funcionarios que asumen su posición como un privilegio de casta que los encarama por encima del ciudadano medio.

En las semanas pasadas, una serie de escándalos surgieron en Perú, Argentina, Ecuador y Chile. Funcionarios, familiares de funcionarios y personas con influencia se saltaron las listas de pacientes prioritarios (en la mayoría de los casos, gente mayor, personas en riesgo y trabajadores de la salud) y recibieron vacunas antes de su turno y a espaldas de la gente. El abuso de autoridad como símbolo de desprecio por las necesidades de la mayoría. Quienes deben ser ejemplares ante una de las peores crisis humanitarias de los últimos cincuenta años muestran su lado más cínico. 

En Perú, fue descubierta una nómina de casi 500 personas poderosas -incluido el expresidente Martín Vizcarra, su esposa y hermano- que aprovecharon su posición para ser inmunizados. En Ecuador, el exministro de Salud envió un cargamento de dosis destinado a trabajadores de la salud a la residencia de lujo donde vive su madre. Al menos 37.306 personas -entre ellas, funcionarios y celebridades- fueron vacunadas antes de su turno en Chile. Y en Argentina, una decena de individuos recibieron inyecciones a escondidas en las oficinas centrales del Ministerio de Salud y un periódico acusó al entonces ministro de reservarse 3.000 dosis para distribución discrecional.

Las explicaciones de numerosos miembros del ‘Circovid’ latinoamericano abonan la idea del fuero merecido. Es posible que algunos de los funcionarios ni siquiera creyeran que actuaban de mala manera, sino que hacían uso de un derecho adquirido por dirigir. Es un problema, claro: asumían con naturalidad que pertenecían a un círculo áulico que les proporcionaba prerrogativas. Pero es indignante que en la cúspide del poder -de donde han de emanar normas de comportamiento- haya funcionarios repartiendo vacunas como salvavidas para sus amigos. Pedir más que transparencia ahora mismo es difícil. Acabemos con la covid, luego cerremos las puertas del circo.

 

Distintas publicaciones en Perú destacaron el escándalo de vacunaciones. Ernesto Benavides

 


Fuente: nytimes (Diego Fonseca)



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