En Futaba, la maleza se abre
paso a través del asfalto y trepa por las fachadas de los bloques de
apartamentos desiertos. |
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Casi 2.500 personas siguen oficialmente desaparecidas; de tanto en tanto aún se identifican restos. A las víctimas mortales se suman 6.000 personas con heridas graves, y unos daños por valor de cerca de 235.000 millones de euros, sin incluir la limpieza de Fukushima Daiichi y sus alrededores. Medio millón de residentes fueron evacuados, incluidos 110.000 en el área de vaciado forzoso de 20 kilómetros a la redonda en torno a la central nuclear dañada. Cerca de 36.000 siguen sin poder volver, aunque la cifra real puede doblar la oficial: la gran mayoría de los que se marcharon ha renunciado a regresar. Las ayudas estatales y las compensaciones de la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (Tepco) para los evacuados ya se han agotado.
En Katsurao la tierra radiactiva se encuentra en vertederos
temporales. |
En Futaba, los terrenos de un templo budista siguen llenos
de escombros del terremoto. |
Entre los evacuados, retornados o no, abundan las secuelas psicológicas, mientras que otras enfermedades físicas, como la hipertensión o la diabetes, se han hecho más comunes, producto quizás del estrés. Las comunidades se han visto destruidas por la diáspora de sus miembros y, aunque mucha de la destrucción de entonces se ha reconstruido, un 2,4% de la antigua zona de exclusión aún es “área de difícil retorno”, debido a la gran presencia de residuos radiactivos. Persisten las sospechas sobre la salubridad de las zonas que se han ido abriendo. Un informe de Greenpeace denuncia que el 85% del Área Especial de Descontaminación, de 840 kilómetros cuadrados y donde el Gobierno es responsable de la descontaminación, sigue mostrando niveles tóxicos de cesio.
En algunos bosques de Fukushima, los científicos han
encontrado pruebas de radiación persistente. |
En el distrito de Tsushima, en Namie, se demolieron tantas
casas a causa de la radiación que algunas calles son ahora solo caminos
flanqueados por cimientos vacíos. |
En Daiichi se almacenan cerca de 1,22 millones de metros cúbicos de agua procesada, muy cerca de la capacidad límite de 1,37 millones, que podría verse rebasada en 2022. La propuesta del gobierno de verter esa agua gradualmente al Pacífico ha irritado a los pescadores locales. Los países vecinos, China y Corea del Sur, también han expresado su preocupación por la posible contaminación de sus caladeros. El tema de la energía nuclear sigue siendo muy delicado.
Campos en los que antes producían hortalizas, ahora están
baldíos. |
Ciudades donde las farolas iluminan intersecciones vacías. |
El Gobierno nipón tiene previsto presentar este verano su nueva estrategia de generación de energía para el próximo trienio. El año pasado, planteó un plan que calcula que, para 2050, la aportación de las renovables representará entre el 50 y el 60% de la cesta energética, mientras que el resto estará cubierto por una combinación de energía nuclear y de plantas eléctricas alimentadas por combustibles fósiles, a las que se dotará de tecnología para la captura del carbono.
Fuentes: elpais, nytimes (fotos:James Whitlow Delano)
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