miércoles, 21 de septiembre de 2011

Los cristales de Naica, prodigio del tiempo



Naica.com


 
La cueva de los cristales gigantes se encuentra a unos 300 metros de profundidad en la mina de Naica, en el estado mexicano de Chihuahua, y constituye un patrimonio geológico único. Un equipo de investigadores españoles del CSIC y de la Universidad de Sendai, de Japón, diseñaron un microscopio para poder medir velocidades bajísimas imposibles de calcular de otro modo. La velocidad resultó ser de diez a la menos cinco nanómetros por segundo, «en torno al espesor de un pelo humano cada siglo». Es la velocidad más lenta jamás medida en la formación de cristales, mucho más reducida que la de las estalactitas y estalagmitas. Según este cálculo, los cristales pueden tener decenas de miles de años de antigüedad e incluso un millón de años. Las pruebas hechas indicaron que los cristales empezaron a crecer cuando la temperatura bajó de 58 grados centígrados en un proceso muy lento próximo al equilibrio y dejaron de hacerlo a los 50 grados actuales. A 55 grados el microscopio reveló la velocidad mínima de crecimiento observada en cualquier cristal hasta ahora. El estudio ha demostrado que la humedad y la temperatura son las variables más importantes a controlar.



Alexander van Driessche



Los cristales de Naica pueden medir hasta doce metros de longitud y uno de ancho. Se formaron gracias al flujo del agua, que anegaba la cueva hasta que en 1975 fue drenada para explotar la mina y que, mientras circulaba, fue disolviendo la anhidrita del lugar (sulfato de calcio creado por magma caliente procedente de las profundidades de la Tierra que quedó allí atrapado) a la vez que se formaba yeso y aparecían los cristales. "Las minas son ricas en plata, plomo y zinc, y en la actualidad se siguen explotando. Por eso ya no hay agua en la cueva y los cristales han parado de crecer, pero si algún día, cuando dejen de bombear el agua hacia el exterior, el agua vuelve a la sala, los cristales de selenita, que ya son los mayores del mundo, continuarán creciendo". En el interior de la cueva las condiciones son extremas: más de 50 grados de temperatura y un 98% de humedad que hacen imposible pasar más de unos minutos en su interior sin acabar deshidratado. 



Javier Trueba





Fuentes: Naica, ABC, El País




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