miércoles, 16 de mayo de 2012

Adiós al escritor Carlos Fuentes



En la Universidad de Veracruz, en octubre de 2009. Oscar Martinez



El escritor mexicano Carlos Fuentes falleció este martes a los 83 años de edad en la capital mejicana. El fin de semana había regresado de la Feria del Libro de Buenos Aires y estaba preparando ya su próximo libro. La muerte ha pillado por sorpresa a las letras mexicanas. Junto a Octavio Paz, ganador del Nobel en 1990, era el escritor más premiado y reconocido de México. Nació el 11 de noviembre de 1928 en la Ciudad de Panamá.

"Deja una obra enorme que, aunque estribada principalmente en la realidad, la historia y la problemática de México, se alimentó de todos los grandes movimientos literarios y culturales de su tiempo, porque, aunque muy mexicano y muy latinoamericano, Carlos Fuentes fue un hombre universal", ha dicho de él Vargas Llosa.



Junto a Julio Cortázar y Luis Buñuel, en una imagen sin fechar.


 Tiene una producción muy amplia como autor de novelas, cuentos y ensayos. En novela incluye títulos como La región más transparente (1958), Aura (1962) y La muerte de Artemio Cruz (1962); en cuento, Los días enmascarados (1954), Las buenas conciencias (1959); y en ensayo, La nueva novela hispanoamericana (1969) y Viendo visiones (2003).


Con Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márzquez, en una imagen sin fechar.


Entre los muchos premios que ha recibido destacan el Cervantes (1987), el Príncipe de Asturias de las Letras (1994), el de Biblioteca Breve por "Cambio de piel" (1967), y el Nacional de Literatura de México (1984), además de recibir Doctorados Honoris Causa en las universidades más distinguidas del mundo como Harvard o Cambridge.



Carlos Fuentes, José Saramago y Juan Goytisolo, en Santillana del Mar, en junio de 2007. Pablo Hojas



México es mi herencia, pero no mi indiferencia; la cultura que nos da sentido y continuidad a los mexicanos es algo que yo he querido merecer todos los días, en tensión y no en reposo. Mi primer pasaporte -el de ciudadano de México- he debido ganarlo, no con el pesimismo del silencio, sino con el optimismo de la crítica. No he tenido más armas para hacerlo que las del escritor: la imaginación y el lenguaje.

Del discurso cuando recibió el Premio Cervantes en 1987.












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