El macho se deslizó hacia abajo desde la parte superior de la hembra, quedando uno al lado del otro, del mismo modo en el que se han encontrado. Las hembras son algo más grandes que los machos. DAPD /
Museo de Historia Natural Senckenberg
Científicos de la Universidad de Tübingen han descubierto
fósiles de unos 47 millones de años de animales vertebrados copulando. En el
foso de Messel, cerca de Darmstadt (Alemania), encontraron nueve parejas de
tortugas de caparazón blando (Allaeochelys crassesculpta), de unos 20 centímetros de largo, que perecieron acopladas durante el acto de apareamiento.
Según los investigadores, la muerte de las tortugas fue
consecuencia de la propia cópula: Una vez que el macho se ha acoplado encima de
la hembra, la pareja permanece durante un tiempo inmóvil en el agua superficial, pero el peso las va hundiendo paulatinamente hasta las profundidades, muriendo probablemente
por las emanaciones de gases volcánicos u
otras toxinas que podría contener el fondo del lago.
El Messel se encuentra entre Darmstadt y Frankfurt, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. AP
El foso de Messel era entonces el lago de un cráter
volcánico, en un ambiente húmedo y tropical. En la actualidad, es una cantera
en desuso y uno de los yacimientos más ricos del Eoceno, donde se han
encontrado decenas de miles de fósiles en las últimas décadas, incluidos
antiguos caballos completos, incluso con embriones en su interior, pájaros e
insectos. Por su valor paleontológico fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad.
El descubrimiento causó sensación, ya que se pensaba hasta entonces
que la evolución del caballo se había producido solamente en América del Norte. DAPD / Museo de Historia Natural Senckenberg
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