Las naves gemelas Voyager 1 y 2, lanzadas en 1977, continúan la exploración en los
confines del Sistema Solar, en busca de la frontera de la
heliopausa, la capa más externa de la heliosfera, acercándose a los límites
externos más lejanos del campo magnético del Sol, donde el viento solar es más lento a
causa de la presión ejercida por el gas interestelar. Cuando estén fuera de esta frontera imaginaria, las sondas podrán realizar
mediciones de los campos interestelares, de las partículas y de las ondas no
afectadas por el viento solar. Ambas naves seguirán enviando la información
científica a través de la Red del Espacio Profundo (DSN, Deep Space Network).
La misión principal era la exploración de Júpiter y Saturno.
Después de hacer una serie de descubrimientos, tales como los volcanes activos en la luna Io de
Júpiter y las complejidades de los anillos de Saturno. La misión se extendió a
la exploración de Urano y Neptuno por la Voyager 2. La 1 entró en la heliopausa
en diciembre de 2004, y la 2 en agosto
de 2007.
La Voyager se convertirá en el primer objeto hecho por el
hombre que entre en el espacio interestelar. Para ello, las baterías están
diseñadas para funcionar hasta 2025. A partir de esa fecha, dejarán de
transmitir a la Tierra, pero continuarán su viaje hacia otras estrellas de la
Vía Láctea. Ambas llevan un saludo de la Humanidad dirigido a una inteligencia
extraterrestre. Se trata de una grabación de un disco de oro con sonidos e
imágenes de la vida y la cultura terrestres seleccionados bajo la dirección del
científico Carl Sagan.
El diagrama del disco de oro.
Fuente: NASA (enlaces)
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