Una mujer fuma crack en
Mandela, una favela que fue recientemente "pacificada" por
la policía militar.
Según un estudio
de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), “ningún otro país
-como Brasil- tiene un millón de consumidores de crack actualmente”. En 2005
había alrededor de un millón y medio de usuarios de crack; ahora, hay muchos
más. Para los traficantes, los márgenes son más pequeños, pero el riesgo a ser
procesados y encarcelados es mucho menor que en EE. UU. A diferencia de Brasil,
en los países desarrollados se observa una disminución del consumo de cocaína y
un aumento de las drogas sintéticas
Adictos vagan alrededor de una
cracolándia en el barrio marginal de Antares.
'Papelinas'' de crack y dinero en
efectivo están a la vista al lado del estadio de Río,
que será anfitrión de los JJ.OO. de 2016.
El crack
-derivado que surge de mezclar la cocaína con bicarbonato de sodio para ser
fumada-, altamente adictivo y vendido en pequeñas dosis a usuarios que no se
pueden permitir la cocaína, representa una seria amenaza para los sistemas
públicos de salud y es la causa del
aumento de los robos y de la criminalidad en las ciudades brasileñas. En
São Paulo, en una zona del centro conocida como Cracolândia, cientos de adictos,
muchos de ellos sin hogar, dominan esta parte de la ciudad: viven y duermen
aquí y, algunas veces, mueren en las calles.
Jóvenes distribuidores de droga muestran sus armas en Antares, en
las afueras de Río de Janeiro. A diferencia de muchas favelas del centro de la
ciudad, Antares es poco probable que sea tomado por la policía a causa de su
lejanía.
Un ‘camello’ vende una 'pepelina'
de crack a lo largo de las vías de tren.
Al igual que la
cocaína y la marihuana, el crack es ilegal en Brasil. Para las autoridades se
trata de una crisis de salud pública más que de un asunto penal. El
consumo del crack está considerado como una epidemia que afecta a brasileños de
todas las edades. Son miles de personas, entre ellas, mujeres y niños, las que
sobreviven entre las drogas y la pobreza. Han aparecido cracolándias por todo
el país, desde el lejano noroeste en la selva amazónica hasta los suburbios de
Rio de Janeiro: es barato y fácilmente disponible, además los adictos sin hogar
pueden satisfacer sus necesidades básicas con relativa facilidad.
Un adicto de Mandela utiliza un
vaso de plástico para fumar crack.
Adictos en una estación
ferroviaria abandonada en Mandela.
"Este es un
problema público muy difícil, y nunca se
podrá resolver a corto plazo. En el mejor de los casos, podrá ser solucionado
en el medio y largo plazo. Pero si realmente queremos que la situación
mejore, las autoridades deben hacer hincapié en una solución pública inmediata
y eficaz, que consiste en ampliar la disponibilidad del tratamiento y la mejora
del mismo". Porque la "guerra contra las drogas" además de ser
costosa es ineficaz.
Una mujer ‘colocada’ por el crack en un barrio de chabolas ubicado a
lo largo de las vías del tren
que van al centro de la ciudad.
Adictos bajo un paso elevado en Antares.
Fotos de Michael
Robinson Chavez (Los Angeles Times)
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