viernes, 4 de enero de 2013

El crack, la epidemia de Brasil



 Una mujer fuma crack en Mandela, una favela que fue recientemente "pacificada" por la policía militar.





Según un estudio de la  Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), “ningún otro país -como Brasil- tiene un millón de consumidores de crack actualmente”. En 2005 había alrededor de un millón y medio de usuarios de crack; ahora, hay muchos más. Para los traficantes, los márgenes son más pequeños, pero el riesgo a ser procesados y encarcelados es mucho menor que en EE. UU. A diferencia de Brasil, en los países desarrollados se observa una disminución del consumo de cocaína y un aumento de las drogas sintéticas




 Adictos vagan alrededor de una cracolándia en el barrio marginal de Antares.






'Papelinas'' de crack y dinero en efectivo están a la vista al lado del estadio de Río, 
que será anfitrión de los JJ.OO. de 2016.





El crack -derivado que surge de mezclar la cocaína con bicarbonato de sodio para ser fumada-, altamente adictivo y vendido en pequeñas dosis a usuarios que no se pueden permitir la cocaína, representa una seria amenaza para los sistemas públicos de salud y es la causa del  aumento de los robos y de la criminalidad en las ciudades brasileñas. En São Paulo, en una zona del centro conocida como Cracolândia, cientos de adictos, muchos de ellos sin hogar, dominan esta parte de la ciudad: viven y duermen aquí y, algunas veces, mueren en las calles.





 Jóvenes distribuidores  de droga muestran sus armas en Antares, en las afueras de Río de Janeiro. A diferencia de muchas favelas del centro de la ciudad, Antares es poco probable que sea tomado por la policía a causa de su lejanía.





Un ‘camello’ vende una 'pepelina' de crack a lo largo de las vías de tren.





Al igual que la cocaína y la marihuana, el crack es ilegal en Brasil. Para las autoridades se trata de una crisis de salud pública más que de un asunto penal. El consumo del crack está considerado como una epidemia que afecta a brasileños de todas las edades. Son miles de personas, entre ellas, mujeres y niños, las que sobreviven entre las drogas y la pobreza. Han aparecido cracolándias por todo el país, desde el lejano noroeste en la selva amazónica hasta los suburbios de Rio de Janeiro: es barato y fácilmente disponible, además los adictos sin hogar pueden satisfacer sus necesidades básicas con relativa facilidad.




 Un adicto de Mandela utiliza un vaso de plástico para fumar crack.






Adictos en una estación ferroviaria abandonada en Mandela.





"Este es un problema público muy  difícil, y nunca se podrá resolver a corto plazo. En el mejor de los casos, podrá ser solucionado en el medio y largo plazo. Pero si realmente queremos que la situación mejore, las autoridades deben hacer hincapié en una solución pública inmediata y eficaz, que consiste en ampliar la disponibilidad del tratamiento y la mejora del mismo". Porque la "guerra contra las drogas" además de ser costosa es ineficaz.




 Una mujer ‘colocada’ por  el crack en un barrio de chabolas ubicado a lo largo de las vías del tren 
que van al centro de la ciudad.






Adictos bajo un  paso elevado en Antares.







Fotos de Michael Robinson Chavez (Los Angeles Times)




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