lunes, 4 de noviembre de 2013

Kepler-78b, una Tierra imposible





Kepler-78b es un 20% más grande que la Tierra y tiene un 70% más de masa, una densidad similar y una composición muy parecida, de hierro y roca. Ilustración de David A. Aguilar (CfA)



La búsqueda de un gemelo de la Tierra más allá de los límites del Sistema Solar, ha dado un nuevo e importante paso. A unos 400 años luz, en la constelación del Cisne, se ha descubierto el primer planeta del tamaño de la Tierra que tiene una composición rocosa como el nuestro. Astrónomos de las universidades de Hawái  y Ginebra han investigado el Kepler-78b y han obtenido datos muy similares sobre sus características, determinando con precisión la masa y el radio. Lo describen como un planeta que no debería existir, porque de acuerdo con las teorías de formación de planetas, no habría sido capaz de formarse tan cerca de su estrella, ni haberse movido hasta allí. Sin embargo, aunque es un lugar que no puede albergar vida, es un paso más en la búsqueda de un auténtico gemelo de la Tierra.





El Kepler-78b se asemeja a nuestro mundo, pero es un infierno en llamas. Al orbitar su estrella tan cerca, la temperatura está entre los 3.000 y 5.000 grados centígrados. Cada 8,5 horas da una vuelta completa, en lugar de los 365 días que tarda la Tierra en dar la vuelta al Sol. Ilustración de Karen Teramura (UHIfA)





Fuentes: NASA, Nature




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