viernes, 18 de abril de 2014

Adiós, Gabo



 Gorka Lejarcegi 



El nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez, que será conocido por sus amigos como Gabo, falleció a los 87 años de edad en la Ciudad de México. Premio Nobel de Literatura 1982 "por sus novelas y relatos cortos en los que lo fantástico y lo real se combinan en un universo ricamente compuesto de imaginación que refleja la vida y los conflictos del continente americano".  Autor de  'Cien años de soledad', una de las novelas trascendentales de las letras hispanas. Fue uno de los protagonistas de la universalización del 'boom' de la novela hispanoamericana y uno de los escritores en lengua española más reconocidos del mundo.




 Daniel Mordzinski




Narrador y periodista, además de 'Cien años de soledad',  escribió obras clásicas como 'El amor en los tiempos del cólera', 'El coronel no tiene quien le escriba', 'El otoño del patriarca' y 'Crónica de una muerte anunciada'. Nació en Aracataca y fue el creador de un territorio eterno llamado Macondo donde conviven imaginación, realidad, mito, sueño y deseo. Sus últimos libros publicados son 'Memorias de mis putas tristes' (2004) y 'Yo no vengo a decir un discurso' (2010), en el que recoge 22 de sus discursos para ser leídos en público. 'Vivir para contarla' es la autobiografía en formato de novela que publicó en 2002. 




 
 Colita




«El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios». Memoria de mis putas tristes (2004).

«Estaba sentado en el escaño de madera bajo las hojas amarillas del parque solitario, contemplando los cisnes polvorientos con las dos manos apoyadas en el pomo de plata del bastón, y pensando en la muerte». «Buen Viaje señor presidente», primer relato de «Doce cuentos peregrinos» (1992).

«El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros». Crónica de una muerte anunciada (1981).

«Allí estaba otra vez ese ruido. Aquel ruido frío, cortante, vertical, que ya tanto conocía pero que ahora se le presentaba agudo y doloroso, como si de un día a otro se hubiera desacostumbrado a él. «La tercera resignación», primer cuento de «Ojos de perro azul» (1972).

«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Cien años de soledad (1967).

«El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata». El coronel no tiene quien le escriba (1961).

«De pronto, como si un remolino hubiera echado raíces en el centro del pueblo, llegó la compañía bananera perseguida por la hojarasca. Era una hojarasca revuelta, alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales de los otros pueblos; rastrojos de una guerra civil que cada vez parecía más remota e inverosímil. La hojarasca era implacable». La hojarasca (1955).










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