Los términos
sánscritos Sadhu ("buen hombre") y Sadhvi ("buena
mujer") se refieren a los ascetas o monjes que han optado por vivir una
vida aparte o en los límites de la sociedad, centrándose en su propia práctica
espiritual siguiendo el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la
liberación, la cuarta y última etapa de la vida, a través de la meditación y la
contemplación.
La tradición
sadhu consiste en renunciar a todos los vínculos que los unen a lo terrenal o
material en la búsqueda de los verdaderos valores de la vida. Por norma
general, un sahdu vive incluido en la sociedad, pero intenta ignorar los
placeres y dolores humanos. Llevan un tridente simbólico y se pintan tres rayas
de ceniza en su frente para representar los tres aspectos de Shiva en su
búsqueda asceta para destruir las tres impurezas (egoísmo, acción con deseo y
el maya, la ilusión).
Se visten con túnicas de color azafrán, que
simboliza su renuncia. Los más prominentes se mantienen desnudos, cubiertos
solamente con cenizas de crematorio que señalan el hecho de que la muerte es la realidad última de la vida. Dejan crecer su pelo en bucles llamados
"jata". La mayoría depende de la generosidad de otros; la
pobreza y el hambre son realidades siempre presentes para muchos sadhus.
Mario Gerth los
buscó y encontró en los templos ocultos de la concurrida Delhi, a lo largo del
Ganges en Benarés, cerca de las montañas del Himalaya en Nepal.
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