viernes, 31 de octubre de 2014

Teotihuacán: un tesoro al final del túnel







Dentro de la gran plaza interior de La Ciudadela se encuentra el templo de la Serpiente Emplumada, o Quetzalcóatl en lengua  náhuatl. Construido alrededor del año 250 de nuestra era, este edificio es singular ya que presenta elementos arquitectónicos de gran simbolismo político y religioso adosados a las fachadas. La representación de una gran serpiente emplumada se repite, acompañada de elementos marinos como conchas y caracoles adosados al cuerpo. Además, grandes cabezas de Cipactli, el monstruo de la tierra, se sobreponen en el cuerpo de la serpiente. 







El  Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mexicano, ha dado a conocer las últimas exploraciones del proyecto Tlalocan, que han conducido al umbral de tres cámaras que se encuentran bajo el templo de la Serpiente Emplumada,  en la ciudad prehispánica de Teotihuacán, tras varios años de exploración del túnel, descubierto de manera fortuita en octubre 2003 cuando las lluvias abrieron un agujero a pocos metros de dicho templo.























Los arqueólogos han encontrado un valioso tesoro formado por miles de piezas, no menos de 70.000 restos de ofrendas perfectamente conservados. El hallazgo está compuesto por cuatro esculturas antropomorfas de piedra verde, de 65 cm, decenas de grandes caracoles (algunos de 55 cm de longitud) procedentes del golfo de México y del mar Caribe, miles de cuentas de diversos materiales, jade traído de Guatemala, pelotas de hule, huesos y restos de pelo de grandes felinos, esqueletos de escarabajos, discos de pirita y una caja de madera que contenía decenas de conchas trabajadas.





Caracol grabado con personaje. 




Cuchillos de obsidiana. 




Collares. 




Jarra Tláloc. 



 “Tenemos todas las evidencias que corroboran que La Ciudadela era utilizada como un santuario para recrear no sólo los mitos de la creación original, sino también con fines políticos. Seguramente las estructuras de poder utilizaban este espacio para justificar su ejercicio”, dijo el director del proyecto, Sergio Gómez. Tal vez sea el anuncio de que en las salas siguientes se encuentren las tumbas de los gobernantes de la ciudad. Toda esta actividad ritual se realizó hacia 150- 200 d. C.





Detalle de una de las esculturas labradas en piedra. 





Vista del túnel con escáner laser. La ofrenda se encontró 
justo debajo de la cúspide del templo de Quetzalcóatl.
  



 Fuente: INAH




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