miércoles, 4 de febrero de 2015

Travestis y transexuales pakistaníes (y II)






Durante el día Waseem Akram, de 27 años, vende accesorios de telefonía móvil en una tienda de un antiguo barrio de Rawalpindi. Pero por la noche, Akram, frente al espejo, se maquilla para convertirse en Rani, una bailarina lista para actuar en bodas, fiestas o eventos privados.





Pakistán, un país religioso y conservador, donde los extremistas islámicos lanzan ataques casi a diario, además de seguir una estricta interpretación de su fe musulmana, donde los roles masculinos y femeninos están claramente definidos, los travestis y transexuales tienen difícil encontrar el equilibrio en sus vidas, en sus dos identidades.
















A pesar de la situación difícil en la que viven, además de enfrentarse al acoso y abuso que sufren, parece que algo está cambiando. Una sentencia del Tribunal Supremo de 2011 les ha permitido obtener documentos de identidad sin la indicación de género, ni hombre ni mujer, y que les permite ejercer el derecho al voto y presentarse a un  cargo político. 
















Muchos de ellos tienen que dejar sus lugares de origen para buscar el anonimato en la gran ciudad, por temor a las reacciones familiares, mientras ocultan su identidad a los vecinos y compañeros de trabajo. Uno de los papeles en los que se les tolera es como bailarinas en bodas y otras celebraciones festivas en las que hombres y mujeres están estrictamente separados.

















Fuente: Pakistan Today 

Fotos de Muhammed Muheisen (Associated Press)






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