La considerada tragedia
ambiental más grave de Brasil fue causada por la ruptura de los diques de
contención de dos depósitos de agua y residuos minerales de una mina de Samarco, empresa controlada por la
brasileña Vale y la anglo-australiana BHP, dos de las tres mayores mineras del
mundo.
Un vertido de cerca de 62 millones de metros cúbicos de lodo y residuos contaminantes como consecuencia de la rotura de dos depósitos de mineral de hierro, ocurrido el 5 de noviembre pasado, provocó una ola que barrió todo lo que encontró a su paso, llegando hasta el océano Atlántico tras haber contaminado por completo el río Doce, uno de los más importantes del sureste del país.
"La escala del daño
ambiental es equivalente a 16.000 piscinas olímpicas de residuos de lodo tóxico
contaminando el suelo, ríos y el sistema de agua en un área de más de 850
kilómetros", alertó la ONU. En total se estiman que 40 billones de litros
de lodo fueron liberados. Los ecologistas dan por sentado la imposibilidad de
recuperar el río.
La
tragedia ha sido de tal magnituid que más de 220 localidades en los estados de
Minas Gerais y Espírito Santo se vieron afectadas. Peces, invertebrados,
anfibios, reptiles, murieron por falta de oxígeno o cubiertos por el lodo. Las
especies endémicas de la cuenca del rio Doce pueden haberse extinguido. Los
ecologistas dicen que alrededor de un billón de organismos vivos (incluyendo
vidas humanas) murieron en el desastre, muchas familias afectadas perdieron sus
hogares y tierras de cultivo. La contaminación de la costa ha llegado a los 10 kilómetros. Las
actividades económicas como la pesca y el turismo han sido totalmente dañadas
por la llegada del barro.
Las barreras de contención no
funcionaron y el material tóxico
alcanzó las playas a los dos lados del
estuario.
Iglesia
de Paracatu. Al menos 17 personas murieron
por el accidente minero. Alejandro Salem
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