Bodegón con quesos, almendras y
panecillos.
El Museo del Prado ha presentado su
primera exposición dedicada a una de las pintoras europeas de la Edad Moderna, la pintora flamenca Clara
Peeters, pionera en el arte de los bodegones y una de las escasas mujeres
artistas que se dedicó profesionalmente, a pesar de las dificultades y
prejuicios de una época. La escasez de referencias documentales convierte
su obra en una fuente de información extraordinaria para descubrir a esta
pintora, contemporánea de Jan Brueghel el Viejo, Rubens, Snyders y Van
Dyck, formando parte de un período de apogeo en la historia del arte europeo.
Detalle.
Detalle.
La exposición,
titulada El arte de Clara Peeters,
coorganizada junto al Koninklijk Museeum voor Schone Kunstern Antwerpen (Museo
de Bellas Artes de Amberes), donde ya se ha visto, y en colaboración con el
Gobierno de Flandes, reúne 15 obras, datadas entre 1611 y 1621, de
las 39 conocidas hasta el momento.
Bodegón con pescado, vela,
alcachofas, cangrejos y gambas.
Bodegón con gavilán, aves,
porcelana y conchas.
"No sabemos
mucho de ella. Hay muchos datos contradictorios y nadie se ha encargado de
perfilar su vida", dice Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura
Flamenca y Escuelas del Norte y comisario de la exposición, para quien la
pintora trabajaba para un segmento de mercado de mucha alcurnia. No era nada
habitual que en este siglo una mujer decidiera lanzarse a la pintura, por lo
que Vergara apuesta por una posible influencia familiar. "No lo sabemos a
ciencia cierta, pero lo habitual si una mujer pintaba es que fuera de familia
aristocrática o de pintores".
Bodegón con frutas y flores.
Mesa con mantel, salero, taza
dorada, pastel, jarra,
plato de porcelana con aceitunas y aves asadas.
Bodegón con flores, copa de
plata dorada, almendras, frutos secos,
dulces, panecillos, vino y jarra de
peltre
El hecho de
pintar bodegones fue su forma particular de hacer frente a las
limitaciones que suponía no poder pintar modelos desnudos, normalmente
masculinos, a los que las mujeres, por aquel entonces, no tenían acceso.
"Estamos ante un género que, si bien en la época se consideraba de menor
entidad, desde hace 150 años es de importancia", añade Vergara.
Cuando comenzó a trabajarlo, en la primera década del siglo XVII, sólo unas
cuantas obras de este tipo formaban parte de las colecciones de los Países
Bajos y el realismo se ofrecía como una alternativa al idealismo de la
tradición renacentista.
Bodegón con dulces, granada,
copa dorada
y porcelana.
Bodegón con flores, copas
doradas, monedas
y conchas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario