miércoles, 17 de octubre de 2018

Murió el pintor Eduardo Arroyo



Este es el retrato de un pintor radical, de un hombre libre y avalado por su inconformismo: figurativo, rey del pop art, antifascista, poético, incómodo, cáustico. Huyó de España "por aburrimiento" en pleno franquismo, se forjó en París, regresó y fue expulsado por el Régimen. Cuando por fin su país pudo recuperarle, reinterpretó con sátira los tópicos patrios. Siempre encontró el punto que poner sobre la i. No le quedó ni un sólo héroe en pie: acabó hasta con Miró y Duchamp. No-siguió-modas.



El pintor Eduardo Arroyo falleció el domingo en Madrid a los 81 años. Además de pintor, fue dibujante, grabador, escultor y escenógrafo, fue uno de los artistas españoles más relevantes. En el transcurso de su dilatada trayectoria, recibió un buen número de distinciones, entre las que se destaca el Premio Nacional de Artes Plásticas, en 1982. También, en 1983 fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras por el Gobierno de Francia.


















Su antifranquismo le llevó al exilio en 1958 a Francia, donde permaneció hasta la instauración de la democracia. Fue uno de los máximos exponentes de la figuración narrativa y representa la continuidad de una identidad de artista que generaron las vanguardias en los años treinta, y a cuya configuración contribuyeron decisivamente pintores como Picasso y Miró. 














A partir de los años ochenta amplió el concepto y el contexto de lo español y aumentó la carga irónica de sus narraciones pictóricas. Durante esta época abordó con mayor frecuencia temas de política nacional e internacional siempre desde la comicidad crítica, tanto en sus óleos como en sus esculturas, dibujos, collages o fotografías. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario