El fotógrafo Ebrahim Noroozi, de la agencia
Associated Press, retrata el drama de los toxicómanos que viven en las laderas
de la capital afgana. Aunque no hay cifras oficiales, desde que en 2015 la ONU
calculó que el 5% de la población afgana consumía drogas, la cifra no ha dejado
de aumentar. Independientemente de quien se halle en el poder, la presencia de
drogadictos en la capital es un problema que lleva décadas sin resolverse. En
2018, el sector del opio proporcionaba empleo a cerca de 354.000 trabajadores
locales e inmigrantes y los salarios llegaban a duplicar los de otras
actividades agrícolas.
Miles de personas viven en la calle y cuya vida depende de
conseguir su dosis diaria.
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Fuente: Associated Press
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