En 1900, el coleccionista de arte Alejandro de Anitúa encargó un lienzo a Joaquín Sorolla y pagó por él 10.000 pesetas de la época. Desde entonces, El bautizo ha permanecido en poder de la familia y nunca ha sido expuesto. Ahora, 110 años después del encargo, los herederos han decidido subastarlo –el precio de salida es de 790.000 euros– a través de la sala Sotheby's el próximo 2 de junio, en Londres; antes, ha sido presentado al público por primera vez en Barcelona y Madrid.
Hasta aquí todo lo que se sabe del lienzo. Las preguntas que se hacen los expertos sobre el porqué de la temática –las imágenes religiosas no eran habituales en Sorolla–, si ésta responde directamente al encargo e, incluso, si reproduce algún bautizo de la familia de Anitúa son cuestiones que, de momento, no tienen respuesta. Lo único cierto es que «la dama elegantemente vestida del segundo banco es, sin lugar a dudas, Clotilde, la mujer de Sorolla», afirma Blanca Pons-Sorolla, sobrina-nieta del artista y especialista en su obra.
De lo que tampoco hay ninguna duda es de la valencianidad de la pieza, tanto el escudo pintado en la puerta como los trajes tradicionales de los personajes dejan claro donde fue pintada. Y pese a que la temática no es propia de Sorolla, sí lo es la escena costumbrista que recrea. Pero lo más importante de la tela es la composición y la iluminación. La luz entra en el cuadro al mover un personaje la cortina para acceder a la escena y la acción tiene lugar en la parte final del lienzo. Todo esto lleva a Marta Enrile, especialista en arte español de Sotheby’s, a afirmar: «Es un homenaje a Velázquez», del que el valenciano en cierta ocasión dijo que era «el mejor del mundo».
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