Se han encontrado cuatro nuevos
especímenes, todos diminutos, de unos 2.5 milímetros de largo, y una cola de
casi 3 milímetros. Una vista dorsal de un espécimen completo de ‘Chimerarachne
yingi’. Univeridad de Kansas
Una nueva especie
de arácnido de hace cien millones de años, similar a una araña con cola de
mediados del Cretácico, ha sido descubierta en
Myanmar conservada en ámbar. El hallazgo se ha publicado en la
revista Nature Ecology & Evolution por un equipo internacional
encabezado por Paul Selden, del Instituto de Paleontología y del Departamento
de Geología de la Universidad de Kansas
(EE. UU.). El propio Selden ya describió un arácnido similar, también con cola, pero que carecía de hileras (los
apéndices que dan soporte a las glándulas productoras de seda), pero que tenía
más de 300 millones de años de antigüedad.
"Solo podemos especular que,
debido a que estaba atrapada en ámbar, vivía cerca o alrededor de los troncos
de los árboles", ha dicho Selden. "El ámbar es resina
fosilizada, así que, para que una araña quede atrapada, es posible que haya
vivido bajo la corteza o en el musgo junto al árbol". Diying Huang
El nuevo animal,
llamado Chimerarachne yingi por
la mítica Quimera griega, criatura mitológica caracterizada por tener un cuerpo
compuesto por partes de otros animales, recuerda a una araña porque tiene
colmillos, pedipalpos masculinos (unos apéndices situados delante de la boca),
ocho patas y órganos productores de seda en la parte posterior, pero, a
diferencia de cualquier araña actual, tiene una larga cola o flagelo. Parece
una forma intermedia entre las arañas más antiguas (uraraneida), que no habían desarrollado órganos productores de seda, y
las arañas modernas que han perdido la cola. En la actualidad, tan solo unos
parientes de las arañas, los uropígidos,
tienen una anatomía similar.
Aunque Chimerarachne yingi tenía órganos para producir seda, probablemente
no la usaban para tejer telarañas. Las arañas usan estos órganos para producir
seda, pero también para otras muchas cosas, como envolver huevos, hacer
madrigueras, ‘hamacas’ para dormir o sencillamente dejar un rastro para poder
encontrar el camino de regreso. Sin embargo, como todas las arañas, habría sido
carnívora y, como tal, comería insectos. Bo
Wang/Academia China de Ciencias
El antiguo arácnido puede haber
utilizado su cola para detectar
depredadores y presas. Ilustración: Universidad de Kansas
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