Las nebulosas
planetarias marcan el final de la vida activa del 90% de todas las estrellas. En
unos 5 mil millones de años el sol se convertirá en un enorme anillo
resplandeciente de gas y polvo interestelar, transformándose en una nebulosa planetaria. Los astrónomos saben
desde hace mucho tiempo que el sol morirá cuando se quede sin combustible, pero
la naturaleza precisa de su agonía ha estado lejos de ser clara.
En la revista Nature Astronomy explican de manera
simple este misterio a través de las nuevas huellas evolutivas de estrellas con
poca masa. Después de formar un gigante rojo, el sol perderá aproximadamente la
mitad de su masa a medida que las capas exteriores se desprendan a unos 20 km
por segundo. El núcleo se calentará rápidamente, haciendo que irradie luz
ultravioleta y rayos X hacia las capas externas y las convierta en un anillo de
plasma que brille intensamente. La nebulosa planetaria brillará durante
unos 10.000 años y, aunque débil, será visible desde las galaxias vecinas.
El sol es de
tamaño medio y ya está a a mitad de su vida. El final vendrá cuando el núcleo
se quede sin hidrógeno, causando el colapso de su núcleo, convirtiéndose en una
estrella gigante roja en los últimos momentos de su vida, expandiéndose más
allá de la órbita de Venus. Si bien la Tierra puede sobrevivir, la vida en el planeta
se habrá extinguido mucho antes. A medida que el sol envejece, se volverá
cada vez más brillante y en los próximos dos mil millones de años podría
calentarse lo suficiente como para hervir los océanos.
Los Pilares de la Creación
Fuente: The Guardian
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