"Mi poesía tiene un
compromiso social y político, mejor dicho, revolucionario. He sido poeta,
sacerdote y revolucionario", se definió en 2012, al ser reconocido con el
Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía. Hector Retamal
El poeta y
sacerdote Ernesto Cardenal falleció ayer domingo a los 95 años. Nunca fue un
cura al uso. Poeta, político, intelectual reconocido en todo el mundo, uno de
los líderes de la Teología de la Liberación, fue condenado por el Vaticano pocos
meses después de la visita a Managua de Juan Pablo II, que le amonestó públicamente
en el aeropuerto Augusto Sandino por formar parte (como también su hermano
Fernando, otro sacerdote) del Gobierno sandinista. Debió esperar 35 años para
ser rehabilitado por Francisco, primer Papa latinoamericano, quien le revocó la
'suspensión a divinis' que pesaba sobre él.
Con
gesto duro y el dedo índice señalándole, Wojtyla reprendió públicamente al
religioso por formar parte del Gobierno sandinista. Cardenal solo
pudo callar, sonreír, y seguir hacia adelante. La Prensa
Tras el triunfo de
la revolución en 1979, fue nombrado ministro de Cultura, cargo en el que
permaneció hasta 1987. Desencantado por la corrupción sandinista, renunció al
partido. Cardenal se apartó de Daniel Ortega, convirtiéndose en su mayor
crítico después de su regreso al poder en 2007. Sin embargo, al conocerse el
fallecimiento del poeta, el Gobierno ha decretado tres días de duelo nacional,
calificando a Cardenal de “gloria y orgullo” de Nicaragua.
“Era
místico, pero tenía sus raíces bien plantadas en la tierra. Le gustaba la
comida, las salchichas alemanas, el vino, pero vivía como un monje en su casa
de Managua, una habitación con una cama, una mesa de noche y una hamaca. Extrañaremos
su boina negra, su figura, su voz leyéndonos poesía, su santa indignación
contra la tiranía”, escribe Gioconda Belli, poeta nicaragüense. Franklin
Villavicencio
Ileana: la Galaxia de Andrómeda,
a 700.000 años luz,
que se puede mirar a simple vista en una noche clara,
está más cerca que tú.
Otros ojos solitarios estarán mirándome desde Andrómeda
en la noche de ellos. Yo a ti no te veo.
Ileana: la distancia es tiempo, y el tiempo vuela.
A 200 millones de millas por hora el universo
se está expandiendo hacia la Nada.
Y tú estás lejos de mí como a millones de años.
a 700.000 años luz,
que se puede mirar a simple vista en una noche clara,
está más cerca que tú.
Otros ojos solitarios estarán mirándome desde Andrómeda
en la noche de ellos. Yo a ti no te veo.
Ileana: la distancia es tiempo, y el tiempo vuela.
A 200 millones de millas por hora el universo
se está expandiendo hacia la Nada.
Y tú estás lejos de mí como a millones de años.
Fuente: religiondigital
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