Durante una exploración subacuática del lago Titicaca, que se extiende por la frontera entre Perú y Bolivia, un equipo internacional de arqueólogos recuperó una caja de ofrendas hecha de andesita, una roca volcánica local, que yacía en un arrecife a unos 5,5 metros de profundidad. La caja, que medía aproximadamente 35 por 25 por 16,5 centímetros, tenía una cavidad cóncava sellada con un tapón de piedra redondo que había permanecido intacto desde que la depositaron en el lago hace más de cinco siglos.
Dentro de la caja, los arqueólogos encontraron un pequeño cilindro enrollado de láminas de oro y una figura de una llama hecha de spondylus, el caparazón de una ostra espinosa de color coral que era raro y valioso. El cilindro, creen los especialistas, puede ser una réplica en miniatura de una chipana, un tipo de brazalete que los nobles incas llevaban en el antebrazo derecho. La llama representa al animal de carga del inca.
Fuente: National Geographic
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