Koji Sasahara
Con un nuevo grito por la paz y el desarme. Como cada año, a las 8.15, un minuto de silencio solo roto por varias campanadas, Japón recordó ayer en el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima el momento en que la bomba atómica caía sobre la ciudad el 6 de agosto de 1945 y acababa de forma inmediata con la vida de 120.000 de sus habitantes. Ante el cenotafio conmemorativo, el primer ministro nipón, Naoto Kan, expresó su «profundo pesar» por haber creído en el «mito de la seguridad» de la energía nuclear y prometió investigar a fondo las causas del accidente en la central de Fukushima.
Toru Yamanaka
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