Después de ser expulsadas las milicias islámicas de Al
Shabaab de la capital somalí, Mogadiscio,
por las fuerzas de la misión de la Unión Africana, la ciudad ha comenzado a
recuperarse lentamente de la guerra y
sus habitantes a retomar la vida cotidiana, dejando atrás la
rigidez de los extremistas islámicos. Poco a poco la ciudad se va transformando
y la gente vuelve a disfrutar de la vida.
Mogadiscio era conocida por su arquitectura impecable, pero
con la guerra civil ningún edificio se ha librado de la huella dejada por los
obuses y las balas. La mayoría de estos edificios no tiene agua corriente al quedar destruida la red de abastecimiento.
Las calles están siendo limpiadas de escombros; los chicos recuperan los juegos y vuelven a
jugar al fútbol otrora prohibido. Todavía se ven ventanas tapiadas para
protegerse de la metralla o de las balas perdidas.
Con todo, los negocios están en auge, crece el número de
tiendas y bares; el mercado de pescado está bien suministrado. Pero aún quedan campos de refugiados dentro
de la ciudad y alrededores de los que huyeron de la hambruna y la guerra, la mayoría son
mujeres y niños. A esta paz incipiente todavía le queda un arduo camino.
Fuentes: The Guardian, El País
Fotos: Goran
Tomasevic, fotógrafo de Reuters, visitó la capital somalí en junio de 2012.
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