Panamá celebró ayer el día de la rana dorada, el símbolo más
conocido del país. Una celebración que ensalza al anfibio como símbolo
ecológico y cultural. Pero ésta se encuentra cerca de la extinción a causa de una
enfermedad producida por un hongo que podría acabar con la especie.
Debido a la
permeabilidad de su piel, los anfibios son especialmente sensibles a las nuevas
enfermedades y a los cambios en su entorno, como el cambio climático, la
contaminación y la deforestación. El hongo culpable, llamado quítrido, fue
descubierto y clasificado como nuevo género en 1998. Es un parásito
microscópico que invade las capas superficiales de la piel, impidiendo el uso
de los poros y la regulación de la absorción de agua.
Unas 170 de las casi 6.000 especies de anfibios, en su
mayoría ranas, se han extinguido en la última década y otras 2.000 están
amenazadas. Los científicos creen que la crisis de los anfibios representa una
advertencia para los seres humanos.
En los últimos 10 años la población ha disminuido en más de
un 80% debido a la pérdida de hábitat, el coleccionismo y, sobre todo, a la enfermedad del hongo quítrido
que amenaza a todas las poblaciones del mundo de los anfibios. Se cree que ya
no hay ejemplares en estado salvaje, y su conservación queda reservada a los zoológicos,
que actualmente están ejecutando programas con el ojetivo de mantener viva la
especie. En 2010, la Asamblea Nacional de Panamá aprobó una ley que hace honor
a la importancia de estas ranas -un símbolo de buena suerte-, designando el 14
de agosto como día de la Rana Dorada. Carlos Jasso
Fuente: Diario de Yucatán
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