Reconstrucción de los tatuajes de un guerrero descubierto a
principios del siglo XX en uno de los numerosos túmulos que existen en la
meseta de Ukok. Los dibujos de los
tatuajes, tanto estos como los de la 'princesa' han sido hechos por Elena
Shumakova, del Instituto de Arqueología y Etnografía del Departamento Siberiano
de la Academia de Ciencias de Rusia.
Para conmemorar el traslado definitivo de los restos de la
Doncella de Hielo, conocida como la ‘princesa’ de Ukok por los medios de comunicación, desde el Museo de Arqueología y
Etnografía de Novosibirssk, donde se conservaba desde su descubrimiento, al
mausoleo especial construido en el Museo Nacional en la capital Gorno-Altaisk de la República de Altái, se han reconstruido los tatuajes
que tenía la mujer en sus brazos, desde
los hombros hasta las muñecas. También
hay algunos en los dedos de las manos, pero sólo se conservan en su mano
izquierda, mientras que sólo quedan fragmentos en la muñeca derecha y el
pulgar. Son tatuajes abstractos y complejos muy elaborados a la vez que hermosos,
como cualquier diseño moderno, sólo que éstos tienen una antigüedad de
2.500 años.
Reconstrucción de los tatuajes de la princesa de Ukok. Lo
más probable es que fuera en el hombro izquierdo por donde se comenzara a tatuarse, porque
todas las momias encontradas con un solo tatuaje, éste está dibujado en ese
hombro.
Los tatuajes eran utilizados como medio de identificación
personal. Creían que serían de gran ayuda en la otra vida, facilitándoles el
reconocimiento de la familia y el clan en el encuentro más allá de la muerte.
Las imágenes de los animales fantásticos
y reales que utilizan son el lenguaje con el que expresan algunos pensamientos y creencias, al tiempo que definen su posición tanto social como en el mundo.
Cuanto más largo y espacio ocupan en el cuerpo indican tanto la edad como el estado
social.
El tatuaje de un animal fantástico en el hombro de la ‘princesa’
y el dibujo del mismo.
Los restos momificados de la ‘princesa’ de Ukok fueron
descubiertos en 1993 en un túmulo funerario situado en la meseta de Ukok,
cerca de las fronteras de Mongolia, China y Kazajstán, por un equipo dirigido
por Natalia Polosmak, del Instituto Ruso de Arqueología y Etnografía.
Pertenecía a la cultura Pazyryk que
prosperó entre el sexto y segundo siglos antes de Cristo en la estepa
siberiana, a su vez relacionada con otros pueblos de pastores semi-nomadas que
se extendían desde las tierras de los escitas, al norte del mar Negro hasta la
meseta de Ukok. Lo importante de los entierros de la cultura Pazyryk es que se
hicieron todos en el permafrost, lo que fue clave para su conservación.
Dibujo del tatuaje en el hombro de un guerrero. Abajo, el tatuaje como se ve ahora, miles de
años después de que se hiciera.
El hallazgo
correspondía al cuerpo de una mujer de
unos 25 años de edad que vivió en el siglo V a. de C., y cuya muerte fue
por causas desconocidas. Ella pudo haber tenido el elevado estatus de una
sacerdotisa en su comunidad en base a los elementos encontrados en el túmulo. Su
cuerpo momificado estaba relleno de raíces y hierbas, llevaba la cabeza afeitada cubriéndola una peluca de pelo de
caballo. Se encontraba acostada sobre el
lado derecho, ligeramente flexionadas las rodillas y las manos cruzadas sobre el vientre dentro de un tronco de
alerce hueco con la parte superior
cerrada con clavos de bronce. El cuerpo lo cubría una camisa larga de seda,
llevaba una falda de lana con un cinturón de borlas y altas polainas de
fieltro. Junto a ella había seis esqueletos de caballos con sus arneses y
sillas de montar, además de otros
objetos como un pequeño espejo de metal pulido.
Mano de la ‘princesa’ de Ukok con tatuajes en los dedos y,
a continuación, los dibujos de los tatuajes. Para las gentes de Altai ella representa
a sus ancestros y la conocen como la princesa kadyn o Kydyn. El tatuaje de su
brazo oculta una información que todavía
no ha sido desvelada. Creen que la mujer era una sacerdotisa y que falleció voluntariamente
para proteger a la Tierra de los malos espíritus.
Para la reconstrucción del
busto de la Doncella de Hielo se ha tenido
en cuenta su cráneo, junto con las medidas tomadas de la cabeza, rasgos
faciales y el grosor de la piel de los actuales habitantes de Altai. La
escultura que lo recreó se llama Tanya Balueva
Fuente: The Siberian Times
Maravillosa información
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