El primer proyecto de vivienda pública preparada para la venta. 2011.
Se espera que, para 2050, 8 de cada 20 personas vivan en una
metrópolis, pero antes, ya en la próxima década, en China —el país de mayor
peso demográfico— la población aumentará en más de 300 millones, el equivalente
a todos los habitantes de Estados Unidos hoy. Así, es lógico que sea precisamente
en China donde se decida, en buena parte, el futuro de las ciudades y, por eso,
resulta lógico que sea ese país el lugar donde mayor cantidad de ciudades
construidas con criterios sostenibles se estén planificando e incluso
construyendo. Por eso la mayoría de las ecociudades que se están dibujando y
construyendo hoy solo se entienden como ensayos, como urbes piloto o como
guetos para millonarios con miedo o mala conciencia.
En medio de ese escenario, Tianjin Eco-city, situada a 150
kilómetros de Pekín, quiere cambiar el panorama. En la pasada primavera
llegaron allí los 60 primeros habitantes de la que, cuando alcance 350.000
vecinos en 2020, será la mayor ciudad ecológica del mundo. En la ciudad habrá diferentes
tipos de edificios, tamaños y precios, pero en una cosa será igualitaria: todos
sus habitantes tendrán que aprender a administrarse. El 60% de los desechos
deberá ser reciclable y la recogida de basura será siempre selectiva. Habrá
disponibles 120 litros de agua al día por habitante. Ni uno más. La lluvia se
recogerá y se reciclará para riego o aguas grises —para lavado y aseo—, se
fomentará la vida de barrio —con colegios y hospitales en todos los
vecindarios— y el transporte rodado quedará reducido un 90% respecto a una
ciudad de ese tamaño. Quiere ser una ciudad modelo y, por tanto, exportable y
repetible. Los cambios en las políticas medioambientales pasan por
transformaciones urbanísticas.
“La ecología, pero también la economía, decidirán las
ciudades del futuro. Es una urgencia y tiene un potencial económico que pasa
por la reorganización: en las ciudades compactas el consumo energético está más
controlado y las inversiones son mucho más rentables”, aseguró el ministro de
Información, Comunicación y Artes, Lui Tuck Yew. Para Austin Williams, autor
del libro ‘Enemies of progress: the danger of sustainability’, “si no se piensa en la gente, si no se
planifica con los urbanistas y no se
cuida la arquitectura, las ecociudades corren el peligro de convertirse en
ecoclichés, la receta más directa para el desastre seguro”. Y también habrá que
plantearse si la sociedad sostenible va a ser más justa o no.
2011
2007
Comparación entre 2011 y 2007
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