Hace ocho
años, Sebastião Salgado se embarcó en el último de sus grandes proyectos
fotográficos: ‘Génesis’, para mostrarnos los lugares del planeta que todavía se
conservan en sus formas más prístinas, donde la vida moderna todavía no los ha marcado.
En abril de 2013 se inaugurará la exposición de este trabajo en el Museo de Historia Natural de Londres.
La visita a
los nénets nómadas del norte de Siberia fue uno de sus últimos viajes. Hay
aproximadamente 42.000 nénets y sus vidas están definidas por los renos, que
son la fuente de su alimentación, vestido y transporte. Los pastores se
trasladan estacionalmente con sus renos a través de las ancestrales rutas
migratorias. Cada primavera, a mediados de marzo, las manadas de renos migran
de los pastos de invierno en el sur a
los pastos de verano del norte en el Círculo Polar Ártico, recorriendo más de
1.000 kilómetros
Dice Salgado
que estos animales son increíblemente inteligentes. “Pueden escarbar 70 u
80 cm. por debajo de la nieve y saben exactamente dónde está la comida. Cuando
cruzamos el Obi, el río más grande de Siberia, el cielo y la nieve helada formaban
una unidad blanca sin distinción. Los nénets estarían completamente perdidos si
los renos no utilizaran su instinto. Todos cruzaron al otro lado sin problema”.
Normalmente, los renos recorren a lo largo de un día unos 15 km., pero al
cruzar el Obi, hacen 50 km., porque saben que no hay comida bajo el hielo y se
morirían de hambre.
Con los trineos
forman caravanas compuestas por un máximo de diez atados el uno
al otro, para llevar las pertenencias de
las familias que forman el grupo, siempre al mando de una mujer. Los hombres se
encargan del pastoreo con trineos más pequeños o, a veces, con motos de nieve. Al final
del día, instalan su tienda cónica o ‘choom’ hecha con soportes de madera
cubierta con pieles de reno. Utilizan una estufa de leña para cocinar su única
comida caliente y calentar al mismo tiempo la tienda. Consumen agua con moderación por la
dificultad de descongelarla, por lo que rara vez se lavan. Cuando las
temperaturas descienden bruscamente y los vientos son muy fuertes, los nénets y
sus renos pueden pasar varios días en el mismo lugar hasta que el tiempo mejora
y les permite continuar su migración.
Comen pescado,
pero la carne de reno es la parte esencial de su dieta. Cada cinco días más o menos,
los pastores matan a un reno por estrangulamiento. A continuación,
retiran las entrañas, beben la sangre caliente y se comen el hígado crudo, los
riñones y el corazón. El resto de la carne se conserva fácilmente con el
frío, que guardan en un trineo junto con los peces atrapados en los agujeros de
hielo para consumir cuando sea necesario.
Los nénets, que sobrevivieron a la primera colonización rusa de Siberia y a los oscuros años del régimen soviético, actualmente, están expuestos a los peligros del cambio climático y, sobre todo, a la explotación de los campos de petróleo y gas por la empresa estatal Gazprom, que están causando un daño irreparable en el frágil sistema ecológico; los renos tienen dificultades para cruzar las carreteras y tuberías, y la calidad de los pastos está amenazada por la contaminación. Tampoco ahora están contando con ellos.
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