sábado, 29 de marzo de 2014

Un hueso tallado con rostros humanos del Neolítico




La diferencia entre la vida y la muerte pudo ser expresada simbólicamente mediante los ojos abiertos o cerrados. Estos elementos implican un cambio importante en el mundo espiritual de los primeros agricultores, en contraste con las creencias de los últimos cazadores-recolectores, concluye el estudio. CSIC



En 2010 fue hallada una varilla de hueso con dos caras grabadas, fechada alrededor del año 8200 antes de nuestra era, en el yacimiento arqueológico de Tell Qarassa (Siria). En este objeto, de 51 milímetros de largo, 17 de ancho y 7 de grosor, aparecen representados dos rostros con la frente amplia, los arcos superciliares marcados, los ojos cerrados, la nariz recta, la boca cerrada y la barbilla curva. Fueron grabados en relieve, probablemente en un hueso de un uro euroasiático que posteriormente fue truncado en sus dos extremos, por lo que debió ser más largo y pudo contener más caras.

En el artículo publicado en la revista Antiquity se explica que "este pequeño objeto de hueso procedente de un estrato funerario se puede relacionar con la estatuaria monumental del mismo período en el sur y el sureste de la  Anatolia oriental, que probablemente representaba a poderosos seres sobrenaturales. También podría responder a una nueva forma de percibir la identidad humana y enfrentarse a la inevitable muerte. Al representar a los difuntos de forma visual, los vivos y los muertos se unían los unos a los otros". El estudio es el resultado de un equipo internacional de investigadores liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)





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