En Nepal, en la
vertiente occidental de la cordillera del Himalaya, los hombres de la etnia gurung dos veces al año practican una antigua tradición, fascinante y peligrosa
al mismo tiempo: la recolección de miel silvestre. Antes de comenzar, realizan
una ceremonia para aplacar a los dioses de los acantilados. Esto implica sacrificar
una oveja y ofrecer flores, frutas y arroz, y rezar a los dioses para asegurar
una cosecha segura.
La mayoría de las
colmenas se encuentran en acantilados inaccesibles para evitar a los
depredadores y orientados al suroeste para tener una buena exposición al sol. Los gurung han arriesgado
sus vidas para cosechar la miel de abeja más grande del mundo durante cientos
de años, consiguiendo una habilidad y precisión, que va pasando de generación
en generación, para la práctica de esta antigua y sagrada tradición, para la
que utilizan siempre los mismos métodos y herramientas.
Una vez que el
humo provoca que las abejas salgan del acantilado, los recolectores, sin ningún
tipo de protección, suspendidos en el aire en precarias escaleras de cuerda, de
hasta 70 metros de altura, valiéndose de
un cuchillo para cortar y de una larga caña de bambú afilada llamada 'tango', pinchan
las colmenas, y la preciada miel se vierte en los cestos colocados previamente
bajo aquellas.
El fotógrafo AndrewNewey el pasado año vivió durante un largo tiempo en una aldea de la montaña
nepalí para documentar su cultura y asistir a la cosecha de miel de otoño. Esta
se retrasó más de lo esperado debido a la disminución de la población de abejas
como consecuencia del cambio climático y la creciente demanda (Japón, Corea y
China) de este tipo de miel rara. Si las abejas siguen disminuyendo y no hay
una intervención, la cosecha de miel podría ser pronto una cosa del pasado.
Fuente: Business Insider, Il Post
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