sábado, 14 de junio de 2014

Metaspriggina, el origen de las mandíbulas en los vertebrados





El Metaspriggina walcotti tiene un notocordio, la estructura que da soporte al animal, precursor de la columna vertebral, dos ojos prominentes y dos fosas nasales. Vivió hace unos 505 millones de años y tenía un cuerpo alargado que medía unos 6 cm de largo, pero no pasaba de los 1,3 cm de ancho. Ilustración de Marianne Collins



Investigadores de las universidades de Cambridge y de Toronto han descubierto en las Montañas Rocosas canadienses, en los yacimiento de Burgess Shale y del Cañón de Mármol del Parque Nacional de Koontenay, un centenar de ejemplares bien conservados del período Cámbrico, de los que 44 pertenecen a la especie Metaspriggina walcotti, de la familia de los cordados, de la que solo se conocían anteriormente dos ejemplares incompletos. Sus características únicas lo convierten en el punto de partida de la evolución de los peces, divididos entre los agnatos, sin mandíbulas,  y los gnatóstomos, con mandíbulas.





Hay siete arcos branquiales a cada lado de la cabeza, 14 en total. Nature



Los nuevos fósiles muestran por primera vez cómo una serie de estructuras en forma de varilla, conocidas como agallas o arcos branquiales -lo que hace este descubrimiento tan importante-, se organizaron en los primeros vertebrados. Desde hace tiempo, se sabe que estos arcos han jugado un papel clave en la evolución de los vertebrados, incluyendo el origen de las mandíbulas, y algunos de los pequeños huesos en el oído que transmiten el sonido en los mamíferos. 

  



«El detalle de los fósiles es asombroso», explica el principal investigador. «Incluso los ojos están perfectamente conservados y se aprecian claramente». Jean-Bernard Caron














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