El Metaspriggina walcotti tiene un notocordio, la estructura que
da soporte al animal, precursor de la columna vertebral, dos ojos prominentes y
dos fosas nasales. Vivió hace unos 505 millones de años y tenía un cuerpo
alargado que medía unos 6 cm de largo, pero no pasaba de los 1,3 cm de ancho. Ilustración de Marianne Collins
Investigadores
de las universidades de Cambridge y de Toronto han descubierto en las Montañas
Rocosas canadienses, en los yacimiento de Burgess Shale y del Cañón de Mármol
del Parque Nacional de Koontenay, un centenar de ejemplares bien conservados del
período Cámbrico, de los que 44 pertenecen a la especie Metaspriggina walcotti, de la familia de los cordados, de la que solo
se conocían anteriormente dos ejemplares incompletos. Sus características
únicas lo convierten en el punto de partida de la evolución de los peces, divididos
entre los agnatos, sin mandíbulas, y los
gnatóstomos, con mandíbulas.
Hay siete arcos branquiales a
cada lado de la cabeza, 14 en total. Nature
Los nuevos
fósiles muestran por primera vez cómo una serie de estructuras en forma de
varilla, conocidas como agallas o arcos branquiales -lo que hace este
descubrimiento tan importante-, se organizaron en los primeros vertebrados.
Desde hace tiempo, se sabe que estos arcos han jugado un papel clave en la
evolución de los vertebrados, incluyendo el origen de las mandíbulas, y algunos
de los pequeños huesos en el oído que transmiten el sonido en los mamíferos.
«El detalle de los fósiles es
asombroso», explica el principal investigador. «Incluso los ojos están
perfectamente conservados y se aprecian claramente». Jean-Bernard Caron
Fuentes: Nature,
Le Scienze, El Mundo, ABC
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