El Día Internacional de los Osos Polares se celebra cada 27 de febrero para dar a conocer el estado de conservación de
estos animales y llamar la atención sobre los retos a que se enfrentan por el
derretimiento del Ártico por efecto del calentamiento y cómo cada uno de
nosotros podemos ayudar. Se espera promover la conciencia pública sobre la
necesidad de abordar el avance de los efectos perjudiciales del cambio
climático.
La población de
osos en la actualidad es de 20-25.000 individuos repartidos en 19 poblaciones
por la superficie helada del Ártico. El 60-80% se encuentran en Canadá. Es
el eslabón más alto de la cadena alimenticia de este ecosistema y se alimenta
casi exclusivamente de focas que cazan en el hielo marino.
Los osos polares
necesitan grandes cantidades de grasa para poder pasar en ayuno los meses de
verano, cuando el hielo marino retrocede y hay menos posibilidad de encontrar
alimento. Su digestión es muy eficiente y consiguen almacenar hasta el 97% de
la grasa que consumen. Las hembras preñadas construyen su madriguera en el
hielo donde tendrán a sus crías (normalmente dos) y pasarán el invierno
alimentándolas con sus reservas.
Debido a la
pérdida de hábitat como consecuencia del cambio climático, están
desplazándose hacia el interior en busca de comida; cada vez hay más osos que
están pasando más tiempo sin tener nada que comer. Son animales que se han
especializado mucho en torno a la vida en el Ártico, por lo que no se cree que
tengan suficiente capacidad de adaptación a los cambios tan dramáticos que
están teniendo lugar en su medio.
Fuente:
Greenpeace
Foto de Paul
Goldstein (The Telegraph)
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