miércoles, 25 de febrero de 2015

Las "mujeres mula" en Melilla








El espectáculo diario de las 'mujeres mula', porteadoras por unos pocos euros en la valla que separa Melilla de Marruecos, muchas embarazadas o ancianas, ofrece una imagen deplorable de la frontera sur de Europa. Cada día, miles de mujeres la atraviesan para hacer un tipo de contrabando que las autoridades  españolas denominan eufemísticamente “comercio atípico” y que, después  del hachís, es el  principal motor económico de la región del Rif desde hace más de  cinco décadas. Más de 700 millones de euros anuales se mueven en Marruecos procedentes de este comercio. 
















A las 6 de la mañana las 'mujeres mula' se agolpan en el lado marroquí para iniciar la  “carrera”  de todos los días. Su edad oscila entre los 15 y los 75 años y llegan a cargar hasta fardos de 80 kilos. Bajan corriendo los 200 metros de cuesta del lado español hasta lo que se conoce en Melilla como “Barrio Chino”: una enorme explanada junto a las naves  industriales donde esperan decenas de furgonetas blancas  cargadas de  ropa usada, zapatos, pañales, mantas o cualquier cosa de ser  susceptible de vender en Marruecos. Si las mujeres pueden llevar la carga sin ningún tipo de ayuda, se considera esta como equipaje personal, por lo que no pagan impuestos.
















Los fardos están preparados, numerados y con nombre y apellidos. Un hombre subido en la furgoneta va cargándolos sobre la espalda de las mujeres que, doblando el espinazo de una forma insólita, suben todo lo rápido que pueden la cuesta para atravesar de nuevo la frontera. Los bultos son entregados al otro lado, en otras  explanada y a otros intermediarios que completan el círculo pagándoles entre tres y cuatro euros por fardo. En el mejor de los casos ninguna de las porteadoras recibirá más de 20 euros por jornada. Además, tendrán que pagar medio euro a cada agente que le pide la documentación. Si  no lo hacen, las mandan al final de la cola. Hoy, un número cada vez mayor de hombres desempleados han comenzado a llevar fardos, dejando a algunas mujeres sin trabajo.

















Fuente: Gea Photowords 
Fotos de David Ramos  (The Guardian)





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