La cueva de Chauvet, situada en un
acantilado a lo largo de la orilla del río Ardèche, cerca del Pont d'Arc, en la
localidad de Vallon-Pont-d'Arc, fue
descubierta en 1994 por los espeleólogos Jean-Marie Chauvet, del que toma el
nombre, Eliette Brunel y Christian Hillaire. En su interior se
escondían unas pinturas rupestres maravillosas que representaban a
numerosos animales del Paleolítico Superior: rinocerontes, bisontes y caballos,
pero también leones, osos e incluso un búho, nada menos que un millar, de
las cuales 425 son figuras de animales de 14 especies diferentes.
La cueva nunca
ha estado abierta al público debido a la extrema fragilidad de sus pinturas y
demás restos arqueológicos, que quedaron ocultos durante unos 21.000
años, gracias a la caída de una enorme
piedra que taponó la entrada. Las pinturas rupestres que contiene son las más
antiguas y elaboradas que se han descubierto hasta ahora. Tienen una antigüedad
de 36.000 años. La mayor parte de las obras fueron realizadas
durante el periodo Auriñaciense y otra parte en el Gravetiense. La UNESCO la incluyó en su Lista del Patrimonio de la Humanidad en julio de 2014. El cineasta Werner Herzog la llamó
La cueva de los sueños olvidados en el documental que dedicó a esta joya
del arte rupestre.
Una réplica casi
exacta de la cueva original se ha abierto al público este mes. El proyecto, de
un coste de 55 millones de euros, recrea minuciosamente la topografía, la
temperatura, la atmósfera y, sobre todo, las pinturas y grabados. “Hemos estado
trabajando con escultores, con pintores y otros expertos que han reconstituido
esta réplica de la Cueva de Chauvet. Este lugar estará ahora abierto a la
humanidad, para que todo el mundo pueda visitarlo. Nadie se dará cuenta de que
es una réplica porque este lugar es mágico”, afirma Pascal Terrasse, presidente
de la Cueva de Pont D’Arc.
En la más profunda de las
cámaras, la Salle du Fond, hay una formación de roca que cuelga adornada con dibujos en negro y grabados: cuatro leones, un caballo, dos mamuts, un buey
almizclero y una combinación -medio humano y medio bisonte- conocida como la Venus y el Hechicero. Esta es
sin duda una composición poderosa, tal vez simboliza una relación entre una
mortal y un espíritu animal sobrenatural.
Hace 36.000 años, este lugar era muy distinto, nada que ver con el paisaje mediterráneo que lo rodea, la climatología tenía unas condiciones
glaciares, con "picos" muy fríos y bastante
inestabilidad.
Fuentes: La Grotte Chauvet-Pont-d'Arc,
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