El cráneo de un hombre con
múltiples lesiones en la frente y en el lado
izquierdo, ocasionadas con un
objeto contundente. Marta Mirazón
En
verano de 2012, un equipo de paleoantropólogos se encontró en el yacimiento de
Nataruk, cerca del lago Turkana, en lo que era una tierra fértil a orillas de
una laguna, los huesos fosilizados de un grupo de cazadores-recolectores
que fueron literalmente masacrados hace unos 10.000 años por un clan rival. Se
trata de restos de al menos 27 individuos, entre los que hay ocho mujeres, una
de ellas estaba en avanzado estado de gestación, y seis niños. La mayoría de
los esqueletos tenían fracturas en el cráneo, rodillas, manos y costillas, así
como heridas de flecha en el cuello. Ninguno recibió sepultura y los restos
fosilizados aún yacen donde cayeron, preservados en el sedimento de la laguna que se secó muchos años después. El
descubrimiento se ha publicado en la revista Nature.
Parte del esqueleto de un
hombre que se encuentra boca abajo
con lesiones en el cráneo. Marta Mirazón
Esqueleto de un hombre con lesiones en el lado izquierdo de su cráneo provocadas con un objeto contundente. Marta Mirazón
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Esqueleto de una mujer embarazada, que se encuentra recostada, con fracturas en las rodillas y, posiblemente, en el pie izquierdo. La posición de las manos cruzadas entre las piernas sugiere que estuvo atada. Marta Mirazón
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Marta Mirazón y Justus Edung en
el yacimiento. Robert
Foley
Fuentes:
El País, The Telegraph
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