El fotógrafo AM
Ahmad visita una pequeña planta de reciclado en Keranigaj, Bangladés. Una
gran franja de tierra no muy lejos del río Buriganga, uno de los ríos más contaminados, está salpicada de tiendas
de campaña que son el hogar de hombres y mujeres que se han desplazado lejos de
sus hogares para trabajar 12 horas en el reciclado de aluminio usado: latas,
residuos industriales y médicos, como los blísteres.
Aunque son trabajos de baja categoría y arriesgados -no
tienen equipos de seguridad para protegerse contra los humos y el polvo- y con pocos momentos para el descanso, los
trabajadores ganan alrededor de 10 dólares al día, cuando más de la mitad de la
población (40 millones) gana menos de 2 $ al día.
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