miércoles, 30 de noviembre de 2016

El nuevo sarcófago de Chernóbil





La central de Chernóbil fue clausurada en 2000, catorce años después del accidente. Pero mientras las sustancias radiactivas de su interior no sean almacenadas de forma estable y segura, sigue siendo una amenaza. EFE



Desde el pasado martes, treinta años después del peor accidente nuclear que ha sufrido la humanidad, la central de Chernóbil se cubre con un inmenso caparazón de acero para evitar fugas de radiación durante el próximo siglo, tras cuatro años de intensos y complicados trabajos. Tiene forma semicircular, ha costado 2.100 millones de euros y deberá garantizar durante los próximos decenios que las 200 toneladas de magma radiactivo que yace en el interior del reactor pueda contaminar el agua, la atmósfera o el suelo.





Esta gigantesca estructura metálica que recuerda un hangar y ha sido bautizada con el nombre de 'arco' está compuesta de cuatro piezas, tiene 162 metros de longitud y una altura de 108 metros. Pesa 25.000 toneladas y lo ha realizado la empresa francesa Novarka. Se espera que dure por lo menos 100 años y su instalación permitirá acometer el desmantelamiento del recubrimiento viejo y del reactor en su conjunto. El 'arco' en 2014, William Daniels



Esta nueva cúpula deberá aún ser dotada de equipamiento, lo que elevara su peso hasta las 36.000 toneladas, y no estará plenamente operativa hasta finales del año que viene. En su interior alojará un compartimento tecnológico con los últimos adelantos en materia de seguridad nuclear, dotado de esclusas sanitarias, y talleres de fragmentación y empaque. La idea es desmontar el sarcófago viejo para extraer el combustible atómico.




Sección transversal del sarcófago sobre el reactor 4











AFP









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