jueves, 6 de julio de 2017

‘Razana’, el cocodrilo gigante de Magadascar





Recreación de Razanandrongobe sakalavae, que significa "lagarto gigante antecesor de la región de Sakalava" en malgache, devorando a otro dinosaurio. Este animal fue uno de los más grandes del Cretáceo y del Jurásico. Se diferencia de los cocodrilos actuales en la forma del cráneo y en sus potentes extremidades. Fabio Manucci



Conocido  como "Razana", el Razanandrongobe sakalavae pertenece al suborden de los notosuquios, unos cocodrilomorfos de patas fuertes y dieta carnívora, de los que se sabe muy poco y cuya existencia se desconocía hasta ahora en el período Jurásico, cercano a los baurusúquidos y sebécidos sudamericanos, que eran depredadores especializados de hábitos terrestres, diferentes de los cocodrilos actuales por tener un cráneo profundo y poderosas extremidades erguidas. Pero una nueva investigación publicada en la revista PeerJ, llevada a cabo por paleontólogos italianos y franceses, describen este linaje del que no había evidencia fósil.




Los paleontólogos Cristiano Dal Sasso (izda) y Simone Maganuco (dcha) al lado de las mandíbulas de Razanandrongobe sakalavae en el Museo de Historia Natural de Milán. Giovanni Bindellini



Las profundas y gigantescas mandíbulas estaban armadas con enormes dientes serrados similares a los del Tiranosaurio rex  que, posiblemente,  se alimentaba de tejidos duros, como huesos y tendones. Era un depredador pero también un carroñero. "Al igual que estos y otros cocodrilos gigantes del Cretácico, 'Razana' podría superar incluso a los dinosaurios terópodos en la parte superior de la cadena alimentaria", dice Cristiano Dal Sasso, del Museo de Historia Natural de Milán, director del estudio.





Reconstrucción artística de la cabeza del 
Razanandrongobe sakalavae. Fabio Manucci




Comparación entre el tamaño estimado del R. sakalavae 
y un ser humano. Marco Auditore



“La posición geográfica de ‘Razana’, durante la época en la que Madagascar se separaba de otras masas de tierra, sugiere que se produjo un linaje endémico y, al mismo tiempo, representa una evidencia de que los notosuquios provienen del sur del continente Gondwana”, concluye el coautor Simone Maganuco. 




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