El fotógrafo Ángel López Soto tuvo a finales de 1997 su
primer contacto con un grupo de exiliados tibetanos en un centro de acogida de
Katmandú. Esto fue determinante y el motivo que le llevó a explorar durante veintidós
años el destierro del pueblo tibetano, tras la invasión china del Tíbet.
“Fue en un momento bastante particular. Era invierno, un invierno duro, y
coincidí con algunos de ellos, que habían huido del Tibet por uno de
los pasos que tienen que cruzar, a 6.000 metros de altura, para llegar a Nepal.
Hubo importantes tormentas de nieve y avalanchas que hicieron que algunos
murieran por el camino y que muchos otros sufrieran congelamiento en manos y
pies. Me sorprendió mucho la entereza con la que se comportaban en esas
circunstancias. Vi a niños de 8 o 9 años con los dedos congelados, ennegrecidos
por la necrosis, intentando recuperarse del trayecto. Me miraban sonriendo. Su
espíritu era impresionante”.
Una selección del proyecto fotográfico, que López Soto ha
construido a lo largo de sus más de 30 viajes a varios países de la zona del
Himalaya, realizando un seguimiento del destierro obligado de los casi 150.000
tibetanos en el exilio, se muestra en la exposición Tibet. Una cultura amenazada. El autor nos propone un viaje por Tíbet, India y Nepal. Un
recorrido para descubrir los lugares más emblemáticos de la región más
alta del planeta, la historia y la forma de vida de uno de los pueblos más
amenazados del mundo. Puede verse en el Fernán Gómez Centro Cultural de la
Villa, en Madrid.
Los diez alpinistas
nepalís que hicieron historia al escalar el K2 en invierno, son recibidos con
guirnaldas en el aeropuerto de Islamabad, Paquistán. En el centro, Nirmal Purja,
el único de los diez que no es sherpa, que ha logrado conquistar los 14
ochomiles en solo seis meses y seis días. Anjum Naveed/AP
Por primera vez, el 16 de enero, a las 16:58, hora local, un
grupo de 10 escaladores nepalís logró llegar a la cima del K2, la segunda
montaña más alta del planeta, de 8.611 metros. Se trata de un pico que se
asemeja a una pirámide casi perfecta, ubicado en la frontera entre Pakistán y
China, era la única montaña de más de 8.000 metros de altura a cuya
cúspide nadie había logrado llegar en época invernal.
El equipo esperó a 10 metros por debajo de la cima para reunir
a todo el grupo y compartir juntos el momento histórico. La proeza es motivo de
orgullo para los nepalíes, pues el montañismo ha sido principalmente dominado
por los occidentales, mientras que los alpinistas locales solían quedar
relegados a ser guías, sin lograr el reconocimiento por sus ascensos.
El
'Terra Nova' junto a un iceberg. Herbert Ponting
La galería británica Atlas ha organizado la exposición Endurance and The Great White Silence, que reúne por primera vez las fotografías de Frank Hurley, Herbert Ponting y el capitán Scott. Se trata de 34 fotografías impresas con la técnica de platino-paladio de alta calidad, proceso que fue muy popular entre los fotógrafos del siglo XIX y principios del XX. Debido al cierre temporal a causa de la pandemia, las imágenes se pueden ver a través de su página web.
Perfil
del monte Matterhorn, con el volcán Erebus al fondo. Herbert G. Ponting
El sol que regresa, agosto. Hurley
Luz de flash durante la noche polar. El 'barco espectro'. Frank
Hurley
West Beach y el Erebus. Herbert Ponting
Frank Hurley
El 'Endurance', aprisionado por el hielo. Frank Hurley
Una ola
rompiendo en West Beach. Herbert Ponting
A principios del siglo XX se llevaron a cabo varias
expediciones para conquistar el Polo Sur. La más trágica fue la expedición
Terra Nova liderada por el capitán Scott, acompañado por el fotógrafo
Herbert Ponting. Durante el invierno de 1911, Ponting tomó muchas
fotografías de Scott y los otros miembros de la expedición en el campo base, en
Cabo Evans, en la isla Ross. A principios de 1911, Scott iniciaba el camino
hacia el Polo Sur con un equipo más pequeño. Llegarían el 17 de enero de 1912.
Decepcionados al descubrir que Amundsen.
El 'Endurance' a toda vela en el hielo. Frank Hurley
El 'Endurance'. Frank Hurley
Amanecer después del invierno. Hurley
'Flores' de cristales de hielo. Hurley
Unos años más tarde, el capitán Ernest Shackleton partió
hacia el sur acompañado por el fotógrafo Frank Hurley. Cuando su barco, el
Endurance, se hundió en el mar de Weddell después de quedar
atrapado y aplastado por el hielo marino, su Expedición Imperial Transantártica ( de 1914-1917
se convirtió en una de las mejores historias de supervivencia de todos los
tiempos. Documentado por el fotógrafo australiano Frank Hurley, ha
inspirado a historiadores y al público en general durante más de un
siglo. Las aproximadamente doscientas placas de vidrio y negativos de
celuloide que Hurley trajo de la expedición constituyen uno de los mayores
tesoros de la historia de la exploración humana.
El corazón helado del planeta está en estado crítico. La
iniciativa Antarctica2020 promueve la operación de preservación
de los mares más ambiciosa de la historia: la protección de un total de cuatro
millones de kilómetros cuadrados en el océano Austral.
John Weller
La Antártida contiene alrededor del 90% del hielo del mundo
y alrededor del 70% del agua dulce del planeta; ambos son vulnerables al
calentamiento del aire y las aguas. El hielo marino antártico se está
derritiendo más rápido que nunca (se ha triplicado en los últimos 5 años) como
resultado del calentamiento global.
Andy Mann
Paul Nicklen
Paul Nicklen
Los cambios en la cobertura de hielo marino están afectando
al ecosistema marino de manera profunda, incluida la dramática disminución del
krill antártico, una especie clave en la red alimentaria antártica. Además
de los impactos del cambio climático, la mayor presión de la pesca industrial
está agregando presiones ambientales, lo que dificulta que los depredadores
encuentren comida.
Paul Nicklen
Paul Nicklen
La ciencia más reciente nos dice que para regenerar la vida
oceánica y desarrollar la resiliencia de sus ecosistemas y especies al cambio
climático, necesitamos crear áreas marinas protegidas que cubran al menos el
30% del océano para 2030.
El dibujo de cerdo que está mejor conservado es el más
antiguo. Los seres humanos han
cazado cerdos verrugosos durante decenas de miles de años, y son una
característica clave de las obras de arte prehistóricas de la región.
La revista Science Advances ha descrito el
hallazgo de la pintura rupestre figurativa más antigua conocida del mundo hasta
ahora: un cerdo verrugoso que se hizo hace al menos 45.500 años en la isla de Célebes (en indonesio, Sulawesi), Indonesia. Mide 136 por 54 cm. Fue pintado con pigmento ocre rojo oscuro y tiene una cresta corta
de pelo erguido; así como, un par de verrugas faciales en forma de cuerno
características de los machos adultos de la especie y una característica
morfológica no identificada, un par de protuberancias en forma de pezón en la
zona inferior del cuello. Hay dos huellas de manos sobre los cuartos traseros
del cerdo, y este parece estar frente a otros dos cerdos que se conservan solo
parcialmente, como parte de una escena narrativa. Los arqueólogos creen que la
obra de arte fue hecha por el Homo sapiens.
Vista panorámica del panel 10, ubicado en una repisa hacia
la parte trasera de la cueva, tratado con un programa informático, y detalles del
panel que muestra los cerdos 1 a 3. Dimensiones: cerdo 1 (136 cm por 54 cm),
cerdo 2 (125 cm por 53 cm) y cerdo 3 (138 cm por 71 cm). Estaba presente
una cuarta figura animal (probablemente una representación de un cerdo y, por
tanto, provisionalmente designado como cerdo 4), pero está demasiado deteriorado
para su análisis.
Los sitios de arte
rupestre en estudio están todos situados en áreas kársticas de piedra caliza en
la península suroeste de la isla (A). Derecha (B), ubicaciones de las
cuevas o refugios de piedra caliza nombrados en el estudio: 1, Leang
Tedongnge; 2, Leang Timpuseng; 3, Leang Barugayya 2; 4, Leang
Bulu 'Sipong 4; 5, Gua Uhallie; 6, Leang Balangajia 1; 7, Leang
Bulu Bettue; y 8, Leang Burung 2.
La cueva de Leang Tedongnge está ubicada al pie de una
colina kárstica de piedra caliza, solo accesible durante la temporada seca
debido a las inundaciones durante la temporada de lluvias; a la derecha,
entrada de la cueva. Esta región alberga muchas cuevas de piedra caliza donde se han realizado otros descubrimientos, como el arterupestre que representa una escena de caza, que data de hace 43.900
años, también se encontró en Sulawesi a fines de 2019.
"Inscripción B" en elamita
lineal encontrada en un guijarro grabado de Susa, Irán, atribuido al soberano
Puzur-Shushinak (2150-2100 a. C.), (Museo del Louvre) a la
izquierda; "Inscripción K" en elamita lineal en un recipente de
plata Gunagi de 1900/1880 a. C. (Irán), derecha. François Desset/Sciences et
Avenir
François
Desset enmarcado por columnas funerarias encontradas en tumbas del III milenio
antes de Cristo, en el Baluchistán iraní. François Desset/Sciences et Avenir
Los secretos del elamita lineal han sido descifrados por el arqueólogo francés François Desset, una
escritura usada alrededor del año 2300 a. C. en el actual Irán por la
civilización elamita, de la que toma el nombre. Se trata de la primera
escritura fonética conocida de la historia; es decir, que utiliza signos que
representan únicamente sonidos, en vez de conceptos como es el caso de los
jeroglíficos. En 2021 se publicará un artículo científico con las 40
inscripciones descifradas, que fueron halladas en una serie de recipientes de
plata llamados “vasos Gunagi” datados alrededor del año 2000 a. C.
Inscripción
elamita lineal en la parte superior de este jarrón de plata de Marv Dasht
(Irán), fechado en el tercer milenio antes de Cristo. François Desset/Sciences
et Avenir
Cono
de terracota con inscripciones elamitas lineales que datan del 2500 al 2300
a. C. François Desset/Sciences et Avenir
Con este
descubrimiento, el elamita lineal se convierte en la forma descifrada más
antigua de la escritura elamita, aunque existe todavía una forma más
antigua, el proto-elamita, que constituye el próximo objetivo de Desset. El
lineal fue usado aproximadamente entre el 2400 a. C. y poco después del 2000
a. C., mientras que el proto-elamita se remonta hasta el 3300 a. C., colocándolo
a la par con los jeroglíficos más antiguos jamás encontrados. Se trata de
un sistema de escritura y no de una lengua.
La
lengua elamita era representada por dos sistemas de escritura, el lineal y el
cuneiforme, procedente de Mesopotamia, los cuales eran de hecho contemporáneos;
es decir, surgieron al tiempo dos escrituras en dos regiones diferentes. En
verde, la propagación del área de escritura lineal elamita entre el IV y
III milenio antes de Cristo. François Desset/Sciences et Avenir
A diferencia de la
lengua cuneiforme mesopotámica, que es fonética -signos que expresan sonidos- y
logográmica -signos que expresan conceptos-, el elamita se conforma con
signos que expresan sílabas, consonantes y vocales. Se escribía de derecha a
izquierda y de arriba abajo. Se usó durante 1400 años y su decodificación
desvela, a su vez, secretos del poderoso imperio Haltamti, que existió entre el
tercer y el segundo milenio antes de Cristo y bautizado como reino de Elam por
sus vecinos.
Con el descifrado de la escritura
elamita lineal realizada por François Desset, ahora tenemos acceso a este
lenguaje a través de un sistema de escritura probablemente desarrollado
específicamente para él y, por lo tanto, refleja mejor las sutilezas
fonológicas de este lenguaje que la escritura cuneiforme. “Esta escritura fue
descubierta por primera vez en la antigua ciudad de Susa (Irán) en 1901, pero
hasta 120 años después no hemos conseguido leerla”, explica Desset. El
descubrimiento se ha publicado originalmente en Sciences et Avenir