domingo, 13 de enero de 2019

El papel de la mujer en la producción temprana de manuscritos medievales.




 Vista ampliada de las partículas de lapislázuli aisladas 
del sarro dental de la mujer. Monica Tromp



Durante la Edad Media europea, la capacidad de leer y escribir, así como la de producir manuscritos era, en gran parte, la ocupación de las instituciones religiosas. En los monasterios, manuscritos ricamente ilustrados fueron creados o copiados para los miembros de esas instituciones religiosas y la nobleza. Algunos de estos manuscritos fueron iluminados con lujosas pinturas y pigmentos, incluyendo la hoja de oro y el ultramar, un pigmento azul raro y valioso hecho de piedra de lapislázuli.



Mandíbula inferior de la mujer medieval. Las partículas de lapislázuli azul se ven debajo del quinto diente desde la izquierda. El descubrimiento de un pigmento tan precioso, que se remonta al siglo XI, no tiene precedentes en la boca de una mujer. Los investigadores creen que la mujer lamería repetidamente el pincel para afinarlo, una técnica recomendada por muchos manuales de artistas medievales, lo que habría dejado las partículas azules en la boca. Christina Warinner



En un estudio publicado en Science Advances, un equipo de investigación internacional liderado por el Instituto Max Planck para la Historia de la Humanidad, de Jena, Alemania, y la Universidad de York, arroja nueva luz sobre el papel de las mujeres en la creación de este tipo de imágenes manuscritas con un sorprendente descubrimiento. El equipo identificó los pigmentos de lapislázuli en el sarro dental de una mujer que fue enterrada en el cementerio de un pequeño convento de monjas en Dalheim, Alemania, alrededor del año 1000-1200. Esto sugiere que ella participó como ilustradora en la creación de valiosos textos religiosos iluminados.

Un puñado de manuscritos firmados y otros registros históricos muestran que las mujeres, especialmente las que vivieron en comunidades religiosas, participaron en la copia y creación de libros. Pero cuando esta mujer vivió, muchas escribas no firmaron su trabajo, "un símbolo de humildad". Hoy en día, los manuscritos medievales anónimos se atribuyen con frecuencia a los hombres y muchas mujeres escribas como esta quedaron fuera de la historia. Pero sus dientes pueden dar testimonio silencioso de su habilidad.



El azul ultramar de lapislázuli, así como el oro y la plata, se utilizaron exclusivamente para ilustrar los manuscritos más lujosos. Solo a los que tenían habilidades sobresalientes se les encargaba su uso. Hasta el descubrimiento de América, el lapislázuli solo se encontraba en el actual Afganistán, lo que explica porqué era tan precioso y difícil de obtener. Un manuscrito iluminado del siglo XIV con un uso extenso de azul ultramar. Biblioteca Británica






No hay comentarios:

Publicar un comentario