miércoles, 6 de noviembre de 2019

La Voyager 2 envía datos desde el espacio interestelar




Esta ilustración muestra la posición de las sondas Voyager 1 y Voyager 2 de la NASA, fuera de la heliosfera, una burbuja protectora creada por el Sol que se extiende mucho más allá de la órbita de Plutón. La Voyager 1 salió de la heliosfera en agosto de 2012. La Voyager 2 salió en una ubicación diferente en noviembre de 2018. NASA



Mientras la Voyager 1 entró en el espacio interestelar el 25 de agosto de 2012 -la confirmación se hizo al año siguiente-, hace un año, el 5 de noviembre de 2018, la Voyager 2 se convirtió en la segunda nave espacial en la historia en abandonar la heliosfera, la burbuja protectora de partículas y campos magnéticos creados por nuestro Sol. Ahora, cinco nuevos trabajos de investigación publicados en la revista Nature Astronomy han confirmado que la Voyager 2 es la segunda nave, después de la Voyager 1, que ha cruzado el espacio interestelar. Y ha arrojado luz sobre la heliopausa, la estructura más externa de la heliosfera que actúa de límite entre ésta y el espacio interestelar, de la que hasta el momento apenas se sabía nada.

La heliosfera del Sol es como un barco que navega por el espacio interestelar. Tanto la heliosfera como el espacio interestelar están llenos de plasma, un gas al que se le han despojado algunos de sus átomos de sus electrones. El plasma dentro de la heliosfera es caliente y escaso, mientras que el plasma en el espacio interestelar es más frío y más denso. El espacio entre las estrellas también contiene rayos cósmicos, o partículas aceleradas por estrellas en explosión. La Voyager 1 descubrió que la heliosfera protege a todos los planetas de más del 70% de esa radiación.



Representación artística de una de las naves espaciales Voyager. NASA


Las dos naves espaciales Voyager han confirmado que el plasma en el espacio interestelar local es significativamente más denso que el plasma dentro de la heliosfera, como esperaban los científicos. La Voyager 2 midió también la temperatura del plasma en el espacio interestelar cercano y confirmó que es más frío que el plasma dentro de la heliosfera.

Las observaciones de la Voyager 2 cercanas a la heliopausa muestran magnitudes de campos magnéticos enormes, lo suficientemente grandes como para poder formar una burbuja esférica alrededor del Sol. También, a diferencia de la Voyager 1, los datos de la Voyager 2 -en la actualidad, está a más de 18.000 millones de kilómetros de la Tierra- sugieren que el límite de la helioesfera es más delgado y suave, con un campo magnético interestelar más fuerte al otro lado.




Una ilustración de 1965 muestra las trayectorias calculadas de las sondas Voyager 1 y Voyager 2. Lanzadas con 16 días de diferencia, fueron diseñadas para aprovechar una rara alineación de los planetas exteriores que ocurre una vez cada 176 años. Sus trayectorias las han llevado por los planetas exteriores, donde han tomado imágenes nunca vistas antes. Júpiter y Saturno les dieron una 'asistencia de gravedad', aumentando su velocidad. Aunque ambas naves espaciales estaban destinadas al espacio interestelar, siguieron trayectorias ligeramente diferentes. Voyager 2 se lanzó el 20 de agosto de 1977, aproximadamente dos semanas antes del lanzamiento de la Voyager 1, el 5 de septiembre. NASA









Fuente: NASA







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