Una pose artística y reflexiva que recuerda a una de las obras maestras de la escultura, la famosa estatua de El Pensador, creada por el artista francés Auguste Rodín a fines del siglo XIX. En esa postura quedó inmortalizado el joven gorila por la fotógrafa Sophie Narses en el parque zoológico francés La Vallee des Singes.
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