Reuters
Probablemente terminará sus días entre rejas. Ayer, 30 de mayo, el expresidente
de Liberia, Charles Taylor, fue condenado a 50 años de cárcel por el El
Tribunal Especial para Sierra Leona por instigar, suministrando armas a
cambio de diamantes, a los rebeldes de Sierra Leona, autores de las masacres cometidas durante la guerra civil que asoló el país entre 1991 y 2002.
El juez recordó que Taylor «ha sido considerado responsable de fomentar algunos
de los crímenes más atroces de la historia de la humanidad». Es el primer exjefe de Estado condenado a una
pena de cárcel impuesta por un tribunal internacional.
Aunque Taylor no participó directamente en la comisión de
los crímenes, sino que fue cómplice de los mismos dando apoyo logístico y moral
a los rebeldes de Sierra Leona. La sentencia consideró que los crímenes, entre
los que se encuentran asesinatos, mutilaciones y violaciones en público de
mujeres, destacaban por su «brutalidad» y tuvieron un efecto «devastador» en
las víctimas. «El impacto de los crímenes a largo plazo es devastador para los
que sobrevivieron: a quienes se le amputaron miembros son incapaces de realizar
tareas básicas y las mujeres violadas, -así como sus bebés si resultaron
embarazadas- han sido estigmatizadas de por vida». El conflicto civil generó
más de 100.000 víctimas, entre ellos multitud de mutilados, y unos 50.000
muertos.
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