El sábado, 18 de agosto, kayakistas y navegantes de todo tipo
aguardaban al lado de la playa de San Luis Obispo, California, con la vista
puesta en el horizonte para capturar con sus cámaras a una manada de ballenas
jorobadas que se alimentaban en aguas poco profundas de los ricos bancos de
sardinas, rodeadas a su vez de cientos de pelícanos y gaviotas que atraídas por
la comida, se zambullían en el agua para emerger de nuevo y volar con su
trofeo.
En la espera para que
salieran a la superficie del océano, una ballena emergió inesperadamente con su
enorme boca abierta en medio de la sorpresa general. Sin tener en cuenta las normas federales que advierten que los observadores deben estar a menos de 100 metros de las ballenas o arriesgarse a ser multados con
50.000 dólares, decenas de temerarios espectadores se reunieron alrededor del cetáceo; algunos se
atrevieron a aventurarse tan sólo a unos metros de distancia del gigante.
El fotógrafo aficionado Bill Bouton, ex profesor de biología,
que regresaba de una frustrada excursión fotográfica de aves, se encontró con
el espectáculo y no dudó en recogerlo con su cámara. Dice que en los 35 años
que ha estado tomando fotos de animales, principalmente aves, nunca ha tomado
una foto tan sorprendente. La ballena estuvo más de una hora rodeada de
gaviotas, pelícanos y curiosos. Las ballenas jorobadas estuvieron al menos dos
días alimentándose en aquellas aguas poco profundas y abrigadas, atrayendo gran
cantidad de curiosos para observarlas.
Fuente: on Today
Bill Bouton: fotogalería general
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