El fotógrafo nigeriano de Reuters Akintunde Akinleye
recientemente tuvo acceso a una refinería de petróleo ilegal en los pantanos del delta del Níger, una zona
de Nigeria muy rica en petróleo en el estado de Bayelsa. Allí, documentó la práctica clandestina y
peligrosa para obtener el preciado petróleo
refinado. Calentar el petróleo en
artilugios sin ningún tipo de seguridad a temperaturas explosivas para evaporar
el diésel que después desciende atravesando una tubería oxidada, donde es
enfriado con agua y, finalmente, gotea lentamente en un contenedor al extremo
contrario. Calentar el petróleo a esas temperaturas con un equipo tan básico es
peligroso y tener el diesel destilado a sólo unos cuantos metros de las llamas
puede ser letal. Los árboles y el terreno que rodea la zona están oscurecidos
por las llamas y las explosiones.
Desde hace más de 50 años, el petróleo crudo y el gas
natural han sido extraídos del delta del Níger por las grandes corporaciones; esto
ha significado riqueza para unos pocos privilegiados, pero ha conllevado grandes
costos para la población y el medio ambiente. Nigeria es el octavo productor mundial de crudo; sin embargo,
sigue siendo uno de los países más pobres: se estima que el 70 por ciento de
sus 150 millones de habitantes vive por debajo del umbral de pobreza. El
medio ambiente está pagando un precio muy alto también. Se calcula que se
han vertido 2.100 millones de litros de crudo en el delta del Níger en las
últimas cinco décadas. Esta cifra equivale a unos 42 millones de litros por
año. El petrolero Exxon Valdez, que encalló en aguas de Alaska en 1989 vertió
un total de 41 millones de litros. Esto permite hacerse una idea de la magnitud
de este desastre ambiental.
Una serie de factores han contribuido a estos desastres: la
mala construcción y mantenimiento de los oleoductos, una regulación laxa, los sabotajes, y los
ladrones de petróleo, por no hablar de la negligencia del gobierno, la
pobreza, el desempleo y los conflictos. De acuerdo a los cables publicados
por WikiLeaks, Shell Oil había comprado a funcionarios en todos los ministerios
principales de Nigeria: tenía acceso a
las decisiones gubernamentales clave. La mayor parte de la población vive
sumida en la pobreza, según el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), en medio del “abandono administrativo, el desmoronamiento de
los servicios y las infraestructuras sociales, una elevada tasa de desempleo,
privación social, una enorme pobreza, miseria e inmundicia y un conflicto endémico”.
Según Amnistía Internacional, "las comunidades locales
sólo tenían las tierras y el curso de las aguas naturales para vivir y
alimentarse. Hoy están obligadas a usar agua contaminada para
beber, cocinar, lavarse, y a comer peces contaminados por toxinas. Han perdido
sus tierras de cultivo y los ingresos que les proporcionaban por culpa de los
vertidos de petróleo. El aire que respiran apesta a petróleo, a gas y a otros
contaminantes".
Fuente: The Atlantic
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