Retrato de André Derain, 1905.
Mujer joven en blanco, fondo
rojo, 1946.
Las dos hermanas, 1917.
Mujer en un sillón, 1940.
Decía Henri Matisse
que lo que más le interesaba no era la naturaleza muerta ni el paisaje, sino la
figura, porque le permitía expresar sus sentimientos mucho mejor que los otros
temas. Y es la figura el tema fundamental en el que se inspira la exposición
que el Palazzo dei Diamanti dedica a Matisse. Pinturas, esculturas y obras
sobre papel dan forma tangible a la emoción suscitada por sus modelos y el
placer de retratarlos. Estas creaciones encarnan la esencia del arte de
Matisse, que con pocos rasgos son capaces de tocar los acordes más profundos
del alma humana y de inculcar un sentimiento de perfecta armonía, que
ejercieron una enorme influencia en los artistas de su tiempo y en las generaciones venideras.
Gran desnudo sentado, 1922-1929.
Desnudo reclinado, 1938
Icaro, de la serie Jazz, 1947.
El acróbata, 1952.
Fuente: Palazzodei Diamanti
Fotogalería:
Selección exposición
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